Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


miércoles, 24 de abril de 2024

El Ministerio del Buda: Abordando las Enseñanzas Preparatorias del Buda en el Canon Pali - 3 - El Sutra del Fuego

 El Buda Shakyamuni, tras alcanzar su Despertar bajo el Arbol Bodhi y manifestar su Budeidad en este mundo, predicó el Sutra Avatamsaka (Sutra de la Guirnalda de Flores) para el preparar el terreno espiritual de este sistema mundial y permitirle a todos los seres alcanzar igualmente su Despertar. Luego de esto, el Buda transfiguró su cuerpo y asumió nuevamente la forma física de un monje asceta, y se dirigió a donde se encontraban sus primeros cinco discípulos para exponerle el Dharma Preparatorio que había ideado y comenzar el trabajo dhármico de abrir los corazones y mentes de los seres, y así, poder revelar eventualmente la Verdad, su Verdadero Dharma Eterno. Con estas primeras enseñanzas, el Buda buscó eliminar todos los conceptos erróneos de los seres sobre el mundo y sobre sí mismos, por lo que su primera tarea fue hacer que se desapeguen de los mismos. 

Luego de que el Buda predicara sus primeros dos sermones, sus discípulos, poco a poco, atrajeron personas interesadas en la Enseñanza del Buda, y el número de personas que se congragaban a escuchar el Dharma del Buda creció, obteniendo así cada vez más discípulos. Las personas podían sentir cómo la Enseñanza del Buda era realmente transformadora y real. Una vez el Buda convirtió a los primeros treinta discípulos, los envíó en todas direcciones, exhortándolos a "vagar por el bienestar y la felicidad de muchos, por compasión hacia el mundo, para el beneficio y el bienestar y la felicidad de los dioses y de los seres humanos".

Luego, el Buda vaga hacia el Este, hacia Uruvela, donde había alcanzado su Budeidad. En el camino, se encuentra con un grupo de treinta jóvenes con sus veintinueve esposas. La novia del soltero les ha robado sus cosas y la están buscando. El Buda les dice: "¿Qué es mejor para vosotros? ¿Buscas una mujer o te buscas a ti mismo?", y con esto, se convierten en discípulos del Buda. Al llegar a Uruvela, el Buda se encuentra con tres ascetas adoradores del fuego, cada uno llamado Kassapa, con sus mil seguidores. Estos lo tratan de engañar, haciéndole pasar la noche en su templo, donde vivía una gugante serpiente Naga. Al el Buda pasar la noche en el templo, se le acerca la serpiente, pero para la sorpresa de muchos, en la mañana, el Buda salió del templo con vida, y la serpiente queda domesticada. Al ver esto, los tres ascetas y todos sus miles de discípulos se convierten igualmente ante el Poder del Buda. Tras su conversión, el Buda predica su tercer sermón a los antiguos ascetas adoradores del fuego, para eliminar sus creencias erróneas sobre el culto al fuego y llevarlos completamente al culto de la Iluminación.

El Sermón del Fuego fue el tercer sermón dado por el Buda en el Periodo Agama, varios meses después de su Iluminación, en la cima de la colina Gayasisa, cerca de Gaya, en la India. El mismo fue predicado para un millar de ascetas recién convertidos que anteriormente practicaban un ritual de fuego sagrado. El Buda, nuevamente apelando a las creencias y visiones de las personas que se le acercaban, utilizó la metáfora del fuego como eje de su predicación. En este discurso, el Buda describe las bases de los sentidos y los fenómenos mentales resultantes como “ardientes” con pasión, aversión, ilusión y sufrimiento. Al ver eso, un noble discípulo se desapasiona, y por lo tanto, se libera de las bases de los sentidos, logrando el estado del Arhat. Este es un sermón corto, pero muy iluminador, que expande las enseñanzas dadas en los sermones anteriores del Buda.

"Así he oído. En una ocasión, el Buda estaba en Gaya, en la Cabeza de Gaya, junto a un grupo de mil monjes. Estando ahí, se dirigió a ellos con estas palabras: "Monjes, todo está ardiendo. ¿Y qué es este 'todo' que está ardiendo?"

Mientras el Buda predicaba este sermón, todavía se levantaban por el horizonte las llamas de fuego de adoración que se extemdían por todo el campamento de los ascetas. El Buda utilizó entonces el fuego físico para aludir al fuego de las pasiones y del deseo que arde incontrolablemente en el corazón de todos los seres.

"El ojo está ardiendo, las formas están ardiendo, la conciencia del ojo está ardiendo, el contacto del ojo está ardiendo, también toda la sensación placentera o penosa, o la que no es ni placentera ni penosa dependiente del ojo como su condición indispensable, está ardiendo. ¿Ardiendo con qué? Ardiendo con el fuego de la codicia, con el fuego de la animadversión, con el fuego de la falsa ilusión; ardiendo con el nacimiento, la vejez y la muerte, con las penas, lamentaciones y dolores, con angustia y desesperación, declaro yo."

¿Qué es lo que arde? Como vemos, el Buda en este sermón presenta otro análisis del conjunto de la experiencia sensorial humana. En el segundo sermón, Buda utilizó el marco de los Cinco Agregados de la experiencia (Skandhas). En este discurso, utiliza un marco diferente. En el mismo, el Buda presenta que nuestra experiencia de la Realidad se filtra a travéz de los cinco órganos de los sentidos más la mente; los cinco objetos de los sentidos más los contenidos de la experiencia mental: las ideas. En este sentido, las ideas son igualmente experiencias sensoriales percibidas por nuestro sexto sentido, la mente.  El contacto entre los sentidos, incluida la mente, moldea nuestra experiencia del mundo. 

La mayoría de las persons creen que existe un mundo independiente de nuestra experiencia sensorial, pero lo único que tenemos para basarnos es la experiencia de nuestros sentidos. Esto es –lo que se ve, se oye, se huele, se saborea, se toca y se piensa–, esto es el mundo entero. Cualquier otra cosa es una idea en nuestra mente. Y las ideas ya están incluidas.

Aquí el Buda nos muestra que los sentidos, desatendidos, descontrolados, nos llevan a perseguir sus diversas pasiones: a buscar visiones hermosas y odiar visiones feas. Así, el sentido del ojo (el primero al que hace referencia el Buda) arde con los Tres Venenos de la Ignorancia, la Ira y la Codicia. Esto hace que cometamos mal Karma, el cual nos ata aún más a los Tres Destinos Malignos del os Infiernos, los Espíritus Hambrientos y los Animales, y hace que continuemos sufriendo en el océano de nacimientos y muertes sin fin del Samsara, sin esperanza de salvación. Lo mismo ocurre con los otros cuatro sentidos, y la mente.

"El oído está ardiendo... La nariz está ardiendo… La lengua está ardiendo... El cuerpo está ardiendo... La mente está ardiendo, las ideas están ardiendo, la conciencia de la mente está ardiendo, el contacto de la mente está ardiendo, también toda la sensación placentera o penosa, o la que no es ni placentera ni penosa dependiente de la mente como su condición indispensable, está ardiendo. ¿Ardiendo con qué? Ardiendo con el fuego de la codicia, con el fuego de la animadversión, con el fuego de la falsa ilusión; está ardiendo con el nacimiento, la vejez y la muerte, con las penas, lamentaciones y dolores, con angustia y desesperación, declaro yo."

Esto es natural. Llegamos al mundo ignorantes, sin conicmiento de las Leyes Universales que gobiernan el Cosmos, del Dharma Eterno del Buda, y somos criados por otras personas ignorantes que, por más que avance la civilización, sus deseos base no evolucionan a la par con su intelecto. Aun hoy día, poseemos una tecnología comparable con los dioses, pero un cuerpo con un funcionamento interno que sigue igual al tiempo en que los primeros humanos pisaron la Tierra. Es por eso que el Buda apareció en el mundo, y con su Dharma, nos da el remedio para controlar (no apagar) los fuegos de los deseos, y permitirnos vivir vidas acorde con la Verdadera Naturaleza de la Realidad.

Anterior al Buda, habían surgido religiones y filosofías por toda la India, pero ninguna le permitía a los seres controlar sus pasiones y vivir una vida de santidad. Por el contrario, todas hechaban leña a los fuegos de las pasiones, permitiendole a las personas tratar de alterar el destino a su conveniencia, de acuerdo con sus egos y deseos, por medio de la intervención divina; o había otras que buscaban apagar los fuegos de las pasines por completo, buscando acabar con el renacimiento. Solo el Buda predicó por primera vez el Camino Medio entre los dos extremos; la moderación iluminada. Esto es lo que el Buda busca infundir en el corazón y las mentes de los ascetas adoradores de fuego.

"Monjes, viendo esto, el bien instruido noble discípulo experimenta repugnancia hacia el ojo, hacia las formas, hacia la conciencia del ojo, hacia el contacto del ojo y hacia toda la sensación placentera o penosa, o la que no es ni placentera ni penosa dependiente del ojo como su condición indispensable. Experimenta repugnancia hacia el oído... Experimenta repugnancia hacia la nariz... Experimenta repugnancia hacia la lengua... Experimenta repugnancia hacia el cuerpo... Experimenta repugnancia hacia la mente, hacia las ideas, hacia la conciencia de la mente, hacia el contacto de la mente y hacia toda la sensación placentera o penosa, o la que no es ni placentera ni penosa dependiente de la mente como su condición indispensable. Y experimentando la repugnancia, se vuelve desapasionado. Mediante el desapasionamiento, [su mente] es liberada. Cuando es liberado, aparece en él este conocimiento: ‘Ésta es la liberación’. Entonces entiende que ‘el nacimiento está destruido, la vida santa ha sido realizada, la tarea ha culminado. No queda más nada por delante’".

Entonces todo, la totalidad de nuestra experiencia, el mundo entero, está ardiendo. Es por eso que el Buda nos dice en el Sutra del Loto que el Triple Mundo es una casa en llamas. Pero no es el mundo el que inherentemente arde, somos nosotros quienes lo encendemos en fuego con nuestras pasiones desenfrenadas e ideas y acciones egoístas. El Sermón del Fuego es una invitación a superar el ardor, la obsesión, la tristeza o la disociación, identificándolos como tales. La verdad es que la experiencia sensorial no es sólo lo que nos sucede: es cómo aparece el mundo como resultado de nuestra participación activa en él. El mundo se presenta según lo que queremos, lo que nos importa, lo que creemos, según la calidad de nuestra atención. Si vemos el fuego y el mundo como lo describe el Buda en este Sutra, veremos que hoy en día muchas personas son adoradores del fuego. El mundo de nuestra experiencia es un drama constante, impulsado por tramas de compulsión, hostilidad y confusión. Pero, ¿qué sucede cuando nos damos cuenta de esto y comenzamos a prestar atención, no al contenido de nuestra experiencia, sino a cómo se manifiesta ante nosotros? Lo primero que podríamos notar es que nosotros mismos somos en gran medida responsables de cómo aparece y se presenta el mundo. Si todo te recuerda al sexo, o todo es terrible, o que el mundo se está yendo al Infierno, eso te dice algo sobre tus propias tendencias psicológicas. Después de todo, somos nosotros mismos quienes elegimos a qué prestar atención y cómo responder o reaccionar. Por supuesto, estamos hablando aquí de tendencias habituales profundamente arraigadas. Pero pueden cambiar, y ese es el objetivo de participar en la práctica budista. Por lo tanto, el discurso continúa identificando tres etapas de cambio positivo: desencanto, dominio de uno mismo y liberación. 

Las primeras enseñanzas budistas enfatizan que el Despertar o Nirvana es el fin de la compulsión, la hostilidad y la confusión. En cierto modo, se puede decir que eso es todo el Despertar. Pero quizás sea preferible decir que el fin de la compulsión, la hostilidad y la confusión es una forma de describir el Despertar en términos psicológicos negativos. Lo mismo sucede posteriormente cuando en el medio de su ministerio el Buda compara el mundo con la Vacuidad (Sunyata). De manera más positiva, podríamos agregar que el Despertar también puede describirse en términos de satisfacción, amor y sabiduría - la Talidad (Tathata), como las Cuatro Cualidades Iluminadas de las que hablamos con las que el Buda describe el Verdadero Nirvana: Eternidad, Felicidad, Pureza y Verdadero Ser.

Como recordaremos, el propósito principal de este Sutra (y de todos los sermones preparatorios del Buda en el Periodo Agama) es permitirle a sus discípulos desapegarse de sus cuerpos - pues los seres estaban muy apegados e identificados con el mismo, al punto de adorarlo (hedonistas) o repudiarlo y odiarlo (ascetas renunaciantes) - y de sus visiones erróneas del mundo y de sí mismos. Es por eso que el Buda, al menos en sus primeros años, predicó el desapego completo al cuerpo, al mundo y a las creencias prevalentes de su tiempo. Todo era un medio hábil para poder permitir que sus discípulos se elevaran en mente y cuerpo para poder recibir la Verdad que daría posteriormente, cerca del final de su tiempo en la Tierra. 

En este sermón, el Buda propone por primera vez el ideal preparatorio budista, el Arhat, alguien que ha extinguido su karma por medio de su práctica budista y ha acabado con el deseo, alcanzando el Nirvana - la salvación personal por medio de la extinción del renacimiento en el Samsara. El arhat es aquel que ha alcanzado la más alta de las cuatro etapas que los Shravakas pretenden alcanzar mediante la práctica de las enseñanzas Hinayana. "Arhat" significa "alguien digno de respeto"; una persona que "no renace", porque un Arhat se ha liberado de la transmigración en los Seis Reinos del Samsara. Sin embargo, con el tiempo y la predicación posterior del Buda de los Sutras Mahayana, el término Arhat pasó a referirse exclusivamente a los sabios del Budismo Hinayana - alguien que todavía no ha alcanzado el Despertar ni concebido el Bodhicitta: el Deseo de Alcanzar la Budeidad por el Bien de Todos los Seres Sintientes. Como menciona el Buda en el Sutra del Loto, es como un hijo extraviado que ha abandonado la casa de su padre rico y vive en pobreza voluntariamente, recogiendo estiercol y pasando privaciones, hasta que algún día, regrese a la Casa del Buda y vuelva a ser Hijo del Buda, un Bodhisattva, y realice el trabajo del Buda, trabajando por la salvación de todos los seres.

"Esto dijo el Buda y aquellos monjes fueron elevados y se deleitaron en las palabras del Buda. Y durante este discurso, las mentes de estos mil monjes fueron plenamente liberadas de las contaminaciones a través del no-apego".

Al final de este sermón, el Buda logró su cometido. Gracias a estas palabras, sus discípulos - o al menos, muchos de ellos - estaban un paso más adelante en su progreso espiritual y en camino a su Gran Revelación Final.

martes, 23 de abril de 2024

Joyas de la Tesorería del Dharma: La Sabiduría del Maestro Ippen - El Dharma se Vive en la Vida Diaria

 


Una de las creencias erróneas populares de las personas, incluidos miuchos budistas, es que hay que mudarse a un lugar solitario y aislado del mundo para practicar el Verdadero Dharma. Pero el Buda nos dice en su Canon en muchas ocasiones que el Verdadero Dharma, el Budismo, se practica en la vida diaria; en el "loto de fuego" de la sociedad.

El Buda, cuando predicaba su Dharma en la Tierra, vivía en los alrededores de las ciudades donde las personas se congregaban para que pudieran escuchar y beneficiarse de su Dharma, su Enseñanza. Igualmente, cuando mendigaban entre las casas y pueblos, llevaban la buena nueva del Buda. El Buda hizo énfasis en que no se podía discriminar entre los estratos sociales ni las personas; todas eran dignas de su Dharma de Salvación; todos podían dar Caridad a la vez que recibían el Alimento del Dharma Eterno. Así, la Sangha, lejos de ser algo fuera del mundo, se encuentra en el mundo. Sin embargo, con el pasar del tiempo, a medida que el Budismo se esparcía por la India y todo Asia, años tras el Parinirvana del Buda, su Verdadero Dharma - como el mundo - se comenzó  deteriorar. Pasados quinientos años tras la desaparición física del Buda en la Tierra, entramos en la Era del Dharma de la Semblanza, donde las personas ya no estab tan interesadas en la espiritualidad y sus capacidades se embotaban; de igual forma, la Orden Budista, compuesta de personas, perdía su poder de presentar el Dharma adecuadamente, por lo que los monjes comenzaron a alejarse de las personas y residir en las montañas y bosques, lejos de la sociedad. Tras 1,00 años del Parinirvana del Buda, entramos finalmente en la Era Final del Dharma (Mappo), donde los seres se encuentran cada vez más sumidos en la Oscuridad de la Ignorancia, llenos de deseos, pasiones y mal karma. Esto salpica igualmente sobre la Orden Budista, pues los monjes son, después de todos, humanos, y cuando se vive en una era degenerada, todos somos degenerados, sin excepción, por lo que tuvieron que alejarse de la sociedad casi por completo para poder practicar el Dharma correctamente y alcanzar su desarrollo espiritual. Esto hizo que el Budismo fuera asociado exclusivamente con el retiro de la sociedad y la soledad de las montañas.

El Santo Ippen nos recuerda que el Budismo no estuvo hecho para la soledad montañosa, ni para solo unos pocos que abandonan la sociedad, sino que fue predicado para la salvación y el Despertar de todos los seres. Para ello, el Budismo debe de estar en la sociedad, y ser practicado en medio de la misma. Ippen nos dice:

"Hay tres clases de practicantes del Nembutsu. El practicante de la naturaleza superior, mientras mantiene esposa e hijos y vive una vida hogareña ordinaria, está libre de todos los apegos y así logra el Renacimiento. El practicante de naturaleza media, aunque abandona su esposa e hijos, todavía mantiene un lugar para vivir y provisiones para ropa y comida, y al no tener ningún apego a ellos logra Renacer. El practicante de la naturaleza inferior abandona y se libera de todas las cosas para alcanzar el Renacimiento. Estamos convencidos de que, dado que somos de naturaleza inferior, si no lo abandonáramos todo, indefectiblemente acariciaríamos apegos a cosas diferentes en el momento de la muerte y esto obstaculizaría nuestro nacimiento. Por eso practicamos de esta manera. Debéis deliberar sobre esto plenamente en vuestras propias mentes."

Con estas palabras, el Santo Ippen nos dice que, dado a que vivimos en la Era Final del Dharma, donde los seres poseen poca capacidad mental y espiritual para el Verdadero Dharma, debemos muchas veces de alejarnos temporeramente de la sociedad, y como los monjes de la antiguedad, retirarnos a la montaña (al templo en un retiro budista) para poder alcanzar el Renacimiento, es decir, para poder practicar el Dharma correctamente. Aquí, Ippen nos dice que, para poder abordar el Verdadero Dharma correctamente, debemos de dejar todo a un lado - nuestros trabajos, nuestra familia, nuestras obligaciones y enredos mundanos - sobre todo, nuestras visiones erróneas del mundo y de nosotros mismos (y del Budismo), para poder aprender a desaprender; para poder vaciar nuestra copa (mente) y recibir te fresco (verdadera información sobre el Dharma). La mayoría de la información sobre Budismo que encontramos en el mundo (y sobre todo, en internet) es errónea, falsa o parcial. Es por eso que, viviendo como seres de "naturaleza inferior", debemos de abordar el Verdadero Dharma de fuentes fidedignas, acordes con el Canon y la Tradición Budista. Una vez hacemos esto, podemos subir en capacidad, dejando de ser seres inferiores, para poder ser seres de "capacidad media", y finalmente, seres de "naturaleza superior", y así, podes vivir el Verdadero Dharma en medio de la sociedad, en nuestra famila, trabajo, comunidad y con todos los seres sintientes. Esto es aplicar el Verdadero Dharma a todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. 

"Al oír esto, alguien preguntó: 'En la explicación de los tres tipos de practicantes, el Sutra del Buda de la Luz y Vida Infinita (Sutra Largo) enseña que el practicante superior es aquel que abandona el hogar y desecha los deseos. Esto difiere de lo que acabas de decir. Por favor explique por qué'.

"Ippcn respondió: 'Todo lo que el Budismo requiere del funcionamiento del corazón y de la mente. Las apariencias externas no son motivo de preocupación. El corazón, al abandonar el hogar y desechar los deseos, queda sin apegos; esto es lo que se enseña como practicante superior."

Como vemos, no hay que abandonar nuestras parejas, familias, trabajos y el mundo para poder abordar y practicar correctamente el Verdadero Dharma; debemos de hacerlo temporeramente para poder dedicarnos de lleno, sin obstáculos, y entrenar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu a poder hacer lo mismo que hacemos sin obstáculos, en la soledad del retiro espiritual, en medio de la sociedad, con todos sus problemas y distracciones. Solo entonces estamos practicando verdaderamente el Verdadero Dharma. 

lunes, 22 de abril de 2024

El Ministerio del Buda: Abordando las Enseñanzas Preparatorias del Buda en el Canon Pali - 2 - El Sutra del No-Ser (Anatman) 2

 El Buda Shakyamuni, tras alcanzar su Despertar bajo el Arbol Bodhi y manifestar su Budeidad en este mundo, predicó el Sutra Avatamsaka (Sutra de la Guirnalda de Flores) para el preparar el terreno espiritual de este sistema mundial y permitirle a todos los seres alcanzar igualmente su Despertar. Luego de esto, el Buda transfiguró su cuerpo y asumió nuevamente la forma física de un monje asceta, y se dirigió a donde se encontraban sus primeros cinco discípulos para exponerle el Dharma Preparatorio que había ideado y comenzar el trabajo dhármico de abrir los corazones y mentes de los seres, y así, poder revelar eventualmente la Verdad, su Verdadero Dharma Eterno. Con estas primeras enseñanzas, el Buda buscó eliminar todos los conceptos erróneos de los seres sobre el mundo y sobre sí mismos, por lo que su primera tarea fue hacer que se desapeguen de los mismos. 

Tras la muerte, la consciencia trasciende la muerte del ser individual, o para ser más específicos, su Karma, trasciende a la próxima vida. Esto puede ser mejor entendido si recurrimos a la Psicología Budista, la cual subdivide la conciencia en las Nueve Consciencias. 

Las primeras cinco consciencias corresponden a las consciencias elementales de los cinco sentidos. La sexta consciencia es la mente, la cual acepta, procesa, categoriza, discrimina, toma decisiones en base a esa información y finalmente almacena los datos recibidos de las primeras cinco consciencias. Ahora, la séptima conciencia, llamada Mano Vijnana, es la que surje de la memoria y la experiencia; es el sentimiento falso de un "yo" o ser individual que surje naturalmente del a continuidad de la experiencia y la memoria. Pero esto muere al final de nuestra vida con la muerte del cuerpo. Más allá, en una dimensión más sutil, se encuentra la octava consciencia, la Consciencia Alaya. que es la consciencia colectiva de todas nuestras vidas pasadas, pero como es el Repositorio de la Consciencia Colectiva, contiene igualmente Karmas de las vidas pasadas, presentes e incluso futuras de todos los seres. Es aquí que nuestras acciones se almacenan como reacciones o semillas esperando las causas y condiciones necesarias para manifestarse en esta vida o en una próxima. Finalmente, trascendiendo estas primeras ocho consciencias, se encuentra la novena consciencia, la Consciencia Amala o Universal, que es la base de la Mente Universal o la Budeidad; la Energía de la cual emana todo y todos los seres en el Cosmos. Este es el Espíritu del Buda en todos los seres y el Cosmos, la Naturaleza Búdica; el Verdadero Ser. Esto es explicado por el Buda en el Sutra del Nirvana.

Ahora, regresando al Sutra del No-Ser. El Buda se dirije a sus discípulos y les dice, resumiendo todo lo que les ha predicado hasta el momento en los últimos dos sermones:

"Por lo tanto aquí, oh monjes, cualquier materia pasada, futura o presente, interna o externa, basta o sutil, inferior o superior, distante o cercana, toda la materia debe ser considerada con recto entendimiento de acuerdo con la realidad: ’Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi alma’."

La materia, compuesta de los primeros Cinco de los Seis Elementos, como hemos visto, no se crea ni se destruye, sino que se transforma; evoluciona. Pero no podemos encontrar nada en nuestro cuerpo y materia que sea eterno, separado e impermanente, sino que es un compuesto de muchos elementos interrelacionados e interconectados con los otros Skandhas y el medio ambiente. Por ello, no podemos identificarnos mucho con el mismo y considerarlo nuestro Ser. Esto no significa que el Budismo niege la importancia del cuerpo. Por el contrario, el Budismo le pide a sus adhrentes que cuiden propiamente de sus cuerpos pues son su vehículo en el mundo; el mismo es necesario para nuestro desarrollo espiritual al Despertar. 

Sobre el cuidado de uno mismo, en el Canon Budista, en el Sutra del Nirvana, leemos: "El que escucha las Enseñanzas del Buda sabe que el cuerpo es mutable, que es la fuente de los sufrimientos y el origen del mal, y por eso no siente apego al cuerpo." Esto nos recuerda que el cuerpo, al ser parte de este mundo, es impermanente, y por ello, está sujeto al cambio, la enfermedad, la vejez y la muerte. Es por ello que debemos de desapegarnos del mismo, no para abandonarlo o descuidarlo, sino para que no sea una fuente de sufrimiento. Dado a que el mismo está sujeto al cambio y es impermanente, debemos cuidarlo. El Buda nos dice: "Sin embargo, al mismo tiempo, mantiene con gran cuidado el cuerpo, no para el placer, sino para lograr el Camino y transmitirlo. Si no guardáis vuestro cuerpo, no podréis conservar la vida que tenéis. Si no tenéis vida no podréis recibir la Enseñanza y llevarla a la práctica, ni tampoco podréis propagarla." Nuestros cuerpos son los vehículos de nuestra alma en este mundo, y con el mismo, es que podemos alcanzar el Despertar. "El que pretende cruzar el río guarda con cuidado su balsa, el que viaja guarda con cuidado su caballo, así, de igual forma, el que escucha el Dharma debe guardar su cuerpo con cuidado." 

Ahora, el Buda igualmente nos dice cómo debemos vivir en el mundo. En el Sutra del Nirvana, el Buda nos dice: "El que cree en el Buda debe vestirse para protegerse del frío y del calor y para cubrir su vergüenza, y no en vista de decoro. Debe comer para nutrir y mantener el cuerpo, a fin de poder recibir y predicar las Enseñanzas, y no por gula. Del mismo modo, el vivir en una casa no debe ser para el cuerpo ni para la vanidad. El creyente debe vivir en la casa de la Iluminación para protegerse de las pasiones terrenales y de la lluvia y el viento de las malas enseñanzas. Pensad que nada es para el cuerpo. No seáis arrogantes con los seres. Todo ha de hacerse para los seres, para el Dharma y para el Despertar." Aquí el Buda no condena los placeres, pues después de todo, eso sería un extremo, y el Budismo predica el Camino Medio. Lo que el Buda nos trata de decir es que debemos de velar por adquirir lo necesario para vivir. En la escala de valores y necesidades, las necesidades primarias o fisiológicas son las cosas necesarias para nuestra supervivencia, como el cuidado y la alimentación, seguidas por las de seguridad, como la ropa y el albergue. Es por ello que el Buda nos pide que velemos por saciar nuestras necesidades fisiológicas primero, pues estas son necesarias para poder tan siquiera pensar en satisfacer otras necesiades como las emocionales e intelectuales, por no hablar de nuestro Despertar. Pero todas estas necesidades deben de satisfacerse con moderación, sabiendo que las mismas son necesarias para poder continuar nuestra labor del Bodhisattva en el mundo y alcanzar nuestra Budeidad. 

El Buda ahora le reitera a sus discípulos que, así como no somos nuestro cuerpo, tampoco somos nuestros sentimientos, voliciones, ni pensamientos, pues son impermanentes y están sujetos al cambio. De todos nuestros agregados, solo somos la Consciencia Universal.

"Cualquier sensación pasada, futura o presente, interna o externa, basta o sutil, inferior o superior, distante o cercana, toda la sensación debe ser considerada con recto entendimiento de acuerdo con la realidad: ’Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi alma’.

“Cualquier percepción pasada, futura o presente, interna o externa, basta o sutil, inferior o superior, distante o cercana, toda la percepción debe ser considerada con recto entendimiento de acuerdo con la realidad: ’Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi alma’.

"Cualesquiera formaciones pasadas, futuras o presentes, internas o externas, bastas o sutiles, inferiores o superiores, distantes o cercanas, todas las formaciones deben ser consideradas con recto entendimiento de acuerdo con la realidad: ’Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi alma’.

"Cualquier conciencia pasada, futura o presente, interna o externa, basta o sutil, inferior o superior, distante o cercana, toda la conciencia debe ser considerada con recto entendimiento de acuerdo con la realidad: ’Esto no es mío, esto no soy yo, esto no es mi alma’.

"Comprendiendo así, oh monjes, el instruido noble discípulo siente hastío de la materia, siente también hastío de la sensación, siente también hastío de la percepción, siente también hastío de las formaciones y siente también hastío de la conciencia. Sintiendo hastío, se desapega; con la liberación del apego surge el conocimiento: ‘Estoy liberado.’ Y comprende: ‘no hay más nacimiento; la vida noble ha sido vivida; se ha hecho lo que se debía hacer; no hay otra existencia."

En este Sutra, el Buda nos dice que no podemos apegarnos a nuestras nociones erróneas  del cuerpo, ni al mismo, pues no somos nuestro cuerpo, ni nuestras emociones, ni nuestros pensamientos ni nuestras voliciones y consciencias falsas, sino que somos mucho más. El cuerpo, las emociones, pensamientos y voliciones cambian, se transforman, y con la muerte, se disuelven. Lo que renace posteriormente no somos exactamente nosotros.

Al momento de la muerte, como vimos, los Cinco Agregados se disuelven quedando solo los niveles sutiles de la mente (octava consciencia) y somos movidos involuntariamente (en la vasta mayoría de los casos) a la próxima vida, luego del Bardo (49 días, donde tendremos poca o ninguna forma de realizar cambios), de acuerdo con nuestro Karma y patrones habituales. Igual que con la manifestación del Karma, al momento de la muerte, nuestro renacimiento será determinado, independientemente de nuestro estado mental, es el de mayor intención que más concuerda con nuestro patron habitual mental. Si no, de haber varios, se produce el que más tomó tiempo generar o el que más sea habitual. Si no, se manifiesta el que más tenga un efecto (pesado). Si no, el más reciente. Si no, el Karma Completado con la mayor motivación. De todos los factores anteriores ser iguales, o si nuestro estado mental al momento de la muerte no es poderoso, nuestro renacimiento dependerá del Karma previo más cercano al estado mental al momento de la muerte. La excepción a esto es el Renacimiento en una Tierra Pura, como la Tierra Pura de la Bienaventuranza del Buda Amida (de acuerdo con nuestra práctica y la Gracia del Buda Amida), y el mérito generado por nuestra prática y la Gracia de los Budas, o los méritos generados por nuestros descendientes y relativos (o el Servicio Memorial durante el Bardo) tras la muerte, o el poder de nuestro Votos del Bodhisattva, así como de nuestros méritos y virtudes, donde podemos Renacer en Tierras Puras o a voluntad en los Seis Reinos del Samsara para continuar nuestra labor salvífica para con todos los seres sintientes. 

Es por esto que el Budismo cree en el "renacimiento", diferente a la "reencarnación". En el renacimiento, lo que renace es el Karma, no el Ser. En la reencarnación, es el mismo Atman o Ser, indpendente y separado del Todo, lo que reencarna, como uno se despoja de una vieja ropa para ponerse otra. En el Budismo, la Naturaleza Búdica - el Espíritu del Buda - renace, pero nunca estuvo separado del Cuerpo del Dharma, del Dharmakaya o Buda Eterno, así como una ola nunca estuvo separada del agua del mar. Por ello, en el Budismo, no hay un Ser o Alma que reencarne o renazca. Nuestra vida se vuelve una con la Vida Eterna del Buda, que vuelve a aparecer de acuerdo con las causas y condiciones de nuestro Karma en una existencia futura, pero no somos nuestro "yo".

Este fue un sermón sumamente importante para sus discípulos, pues hasta el momento, sus mentes se habían sobre-indentificado con sus cuerpos, sus emociones y sus pensamientos, y para poder trascender la dualidad y el mundo, debemos de desapegarnos parcialmente (como una etapa, un medio hábil) de los mismos, para poder entrenar la mente, y verlos de otra manera. Todos los Sutras Agamas fueron predicados por el Buda, por 12 años, para permitirles a sus discípulos desapegarse de sus nociones erróneas y permitirles ver la vida de otra manera, para ver la Verdadera Naturaleza de la Realidad. Pero esto no es algo que podamos experimentar sin estar preparados. Es por eso que el Sutra concluye con las palabras:

"Esto dijo el Buda. Los cinco monjes se regocijaron de las palabras del Buda. Durante la exposición del discurso las mentes de los monjes del grupo de los cinco se liberaron de las corrupciones por el no apego."

Como vimos en este Sutra, el Buda no niega explíctamente la existencia del Alma, del Atman, sino que les dice a sus discípulos que el Alma no se encuentra en el cuerpo, ni en las emociones, ni en los pensamientos, ni en nuestras voliciones, ni siquiera se encuentra en nuestra mente y experiencias (como la Consciencia Alaya), sino debajo de todas ellas, en la Consciencia Universal (Amala), su Espíritu en nosotros, nuestra Naturaleza Búdica. La doctrna del No-Ser fue predicada como un medio hábil para poder convertir a los seres sintientes. Como nos dice el Buda en el Sutra del No Incremento ni Decremento:

"Para refutar las nociones falsas del  Ser del mundo, prediqué la doctrina de la ausencia del Ser. Si no hubiera enseñado de esta manera, ¿cómo alguien hubiera aceptado la enseñanza del Dharma del Buda, si se parecía parcialmente a las de los externalistas? Cuando el Buda predica sobre el No-Ser, los seres se asombran al escuchar algo nunca antes escuchado y vienen a donde el Buda quien, por muchos métodos, los lleva al Dharma del Buda. Habiendo entrado en la Enseñanza del Buda, su fe incrementa, se vuelven más diligentes, aprenden sobre la Vacuidad, y solo entonces les predico sobre la existencia de la tranquila y calma liberación que tiene forma".

Con este Sutra, el Buda les permitió a sus discípulos (y los devotos en los siglos posteriores), no negar el Alma (como muchos budistas errónea y militantemente creen), sino las nociones falsas de la misma. En otro Sutra Agama del mismo nombre, vemos lo siguiente:

"Entonces el Errante, Vacchagotta, vino a visitar al Buda, y al llegar a él, lo saludó cortésmente, y después del intercambio de cortesías se sentó a un lado. Así sentado, el Errante, Vacchagotta, le dijo al Buda: 'Ahora, maestro Gautama, ¿Existe un ser?' Ante estas palabras el Buda guardó silencio. 'Entonces, maestro Gautama, ¿No existe un ser?' Por segunda vez también el Buda guardó silencio. Entonces Vacchagotta el Errante se levantó de su asiento y se fue.

"Ahora, poco después de la partida de Vacchagotta, el venerable Ānanda le dijo al Buda: '¿Cómo es, señor, que el Bendito no dio respuesta a la pregunta de Vacchagotta el Errante?' El Buda le contestó: 'Si, Ānanda, cuando el Errante me preguntó: '¿Existe un ser?', yo le hubiera respondido positivamente, entonces, Ānanda, eso sería afirmar la creencia de los reclusos y brahmanes que son eternaistas. Pero si, Ānanda, le hubiera respondido en la negativa, estaría poniéndome del lado con esos reclusos y brahmanes que son nihilistas."

En ambos sermones, el Buda no niega la existencia de un Alma, sino que nos dice que no es como la describen los no-budistas. Por ejemplo, una clase de textos que usaban los Srhamanas en el tiempo del Buda eran los Upanishads, los cuales describen el Ser o el Atman (Alma), en formas que se asemejan a la noción budista del Ser, pero de forma errónea. En ciertos Upanishads, como en el Svetashvatara Upanishad, el Katha Upanishad y el Chandogya Upanishad, el Ser (Atman) es descrito como del tamaño de un pulgar, o una semilla de mostaza, pero el Verdadero Ser en el Budismo no reside en ninguna parte particular del cuerpo (yo escribo que reside en el corazón de los seres de forma metafórica), ni es individual, sino que es un con la novena consciencia, la Consciencia Amala o Universal, y es una con todos los seres y el Cosmos. Esto es explicado por el Buda con más detalle en el Sutra del Tathagatagarbha, el Sutra del Rugido de León de la Reina de Srimala, y el Sutra de Angulimala.

Como podemos apreciar, la doctrina budista del Alma es, como la doctrina predicada por el Buda en el sermón anterior, el Camino Medio entre el eternalismo y el nihilismo. El Alma Budista es eterna (pues es una con la Vida Eterna del Buda Eterno), pero es impermanente (en los seres sintientes); es una (con el Buda Eterno y todos los seres), pero es individual (temporeramente, en el caso de los seres sintientes); está interconectada con todo (pues es una con la Unidad Fundamental y todos los seres en el Espíritu del Buda), pero es separada (pues se percibe de forma dualista e individual gracias a la séptima consciencia). 

El Verdadero Alma en el Budismo es el Espíritu del Buda en todos los seres, su Naturaleza Búdica. Sin embargo, el Buda, en los Sutras Agamas o Preparatorios, no revela esto, pues su meta era primero permitirles a sus discípulos decartar todas sus ilusiones y visiones erróneas, para abrir sus mentes y corazones, y hacerlos receptivos a la Verdad, la cual - en el caso del Ser - es revelada en el Sutra del Nirvana, su último sermón en la Tierra. Como nos dice el Buda en el Sutra del Nirvana:

"Para descartar las visiones y convertir a los de otras religiones, predico que no existe el Ser, el Atman, el Sattva, el Jiva, o el Pungala. Las enseñanzas de los externalistas (no-budistas) - de que existe el Ser - son falsas...dado a que el Verdadero Ser no es como lo ven las personas del mundo, el Buda predicó que no existe el Ser (Alma). Cuando vuelve a predicar sobre el Ser y su existencia, es como el buen doctor que conoce la medicina correcta.

"Sepan que el Ser, el Alma, es real; el Ser es permanente, y no está sujeto al cambio y la destrucción. El Ser tiene buenas cualidades. Así como un buen médico prescribe la medicina correcta, el Buda igualmente predica el Verdadero Dharma para el beneficio de todos los seres. Todos los seres deben aceptar esta enseñanza".

Aunque las nociones del Ser de otras religiones son erróneas, contienen algo de verdad; son parcialmente erróneas. Es por eso que algunas nociones del Ser de otras religiones (especialmente indias) se asemejan a la del Budismo. Esto es porque: (1) otras religiones y movimientos, como el Advaita Vedanta, se apropiaron de muchos elementos budistas que presentaron como propios; y (2) incluso esas otras nociones parcialmente correctas del Ser de otras religiones y filosofías religiosas fueron predicadas por aspectos hábiles del Buda Eterno y sus Bodhisattvas. Como nos dice el Buda en el Sutra del Nirvana: "Si una persona mundana (de otra religión) expone una noción del Ser que se acorde con el Dharma, debes saber que esa persona es más allá que solo mundana; en todas esas ocasiones son la emanación de un Bodhisattva manifestándose como un no-Bodhisattva".

En otras palabras, el Buda Eterno y sus Bodhisattvas habían aparecido antes de su Aparición y Revelación en el mundo, usando diferentes formas y nombres en diferentes eras, para preparar el terreno, el mundo - las mentes y corazones de los seres - para su futuro Advenimiento.

No obstante, muchos budistas erróneamente (apegados a sus visiones erróneas del Ser y del Budismo) pueden argumentar que la Naturaleza Búdica no es el Ser; no es el Alma Budista, pero esto solo refleja que están en las garras de Mara. El Buda mismo no deja duda en el Sutra del Nirvana, cuando dice: "Yo no predico que los seres no poseen un Ser (Alma), sino que predico constantemente que poseen la Naturaleza Búdica. ¿No es la Naturaleza Búdica el Ser? Si no, hubiera predicado una doctrina nihilista". Esto es tocado en El Buda es Vida Eterna: El Ultimo Sermón del Buda en el Mundo - Las Enseñanzas del Sutra del Nirvana (Hikari Publishing, 2022).

Esta es la Verdadera Palabra del Buda; la verdadera enseñanza budista sobre el Alma, el Verdadero Ser. Como nos dijo el Buda en su sermón final, es sus últimas palabras, si alguien no acepta estas enseñanzas, su Verdadero Dharma, no son budistas.

domingo, 21 de abril de 2024

El Ministerio del Buda: Abordando las Enseñanzas Preparatorias del Buda en el Canon Pali - 2 - El Sutra del No-Ser (Anatman) 1

 El Buda Shakyamuni, tras alcanzar su Despertar bajo el Arbol Bodhi y manifestar su Budeidad en este mundo, predicó el Sutra Avatamsaka (Sutra de la Guirnalda de Flores) para el preparar el terreno espiritual de este sistema mundial y permitirle a todos los seres alcanzar igualmente su Despertar. Luego de esto, el Buda transfiguró su cuerpo y asumió nuevamente la forma física de un monje asceta, y se dirigió a donde se encontraban sus primeros cinco discípulos para exponerle el Dharma Preparatorio que había ideado y comenzar el trabajo dhármico de abrir los corazones y mentes de los seres, y así, poder revelar eventualmente la Verdad, su Verdadero Dharma Eterno. Con estas primeras enseñanzas, el Buda buscó eliminar todos los conceptos erróneos de los seres sobre el mundo y sobre sí mismos, por lo que su primera tarea fue hacer que se desapeguen de los mismos. 

Tras predicar su primer sermón público a los primeros cinco discípulos y hacerlos desapegarse de sus nociones erróneas del mundo, el Buda ahora les ayudaría a desapegarse de la noción errónea de sí mismos.

En el tiempo del Buda, las personas vivían en un sistema rígido de castas. Los primeros y más importantes, los Brahmanes, eran la casta sacerdotal y erudita basada en los Vedas, que eran los textos sagrados de los Brahmanes (Hinduismo). El sistema de castas, que data de hace más de 3,000 años, divide a los hindúes en cuatro categorías principales: Brahmanes, Kshatriyas, Vaishyas y Shudras, según quiénes fueron en su vida pasada, su karma y de qué línea familiar provienen. Las personas creían que el sistema se originó en Brahma, el dios hindú de la creación, creyendo que los Brahmanes, la casta sacerdotal y erudita, representaban los ojos y la mente de Brahma; los Kshatriyas representan sus brazos, y eran los gobernantes y guerreros; los Vaishyas representaban sus piernas, y eran los agricultores o comerciantes; y los Shudras, la casta más baja, representaban sus pies, y eran los trabajadores comunes. Fuera del sistema de castas, estaban los intocables o Dalits, quienes estaban completamente excluidos de la sociedad y tenían prohibido vivir entre los de castas altas. No importa cuánto te esforzaras o crecieras social o económicamente en el sistema, siempre pertenecerías a la misma casta, sin posibilidad de superar tu estado existencial, incluso luego de la vida. El sistema era permanente.  Además de esto, las mujeres eran consideradas objetos e inferiores. Este era el sistema social prevalente en el tiempo del Buda, y lamentablemente, existe aun hoy día en muchas formas en la India.

Este sistema social hacía que la mayoría de la personas tuvieran un punto de vista oscuro, triste y deprimiente de la vida, la cual veían como una existencia cíclica dominada por el sufrimiento, sin posibilidad de salir. La única "escapatoria" para la gente común era renacer en los Cielos junto a los dioses, pero incluso los rituales que le permitían llegar a la población al Cielo estaban reservados para las castas altas. Otra alternativa era abandonar el sistema y convertirse en un renunciante, un "Shramana" (solo para los hombres), y vivir mendigando o en un ashram o comunidad ascética y mortificar el cuerpo y el espíritu para purgar su mal karma y volver a ser uno con Brahmán.

De acuerdo con los Shramanas, todos los seres humanos poseen un "Alma", un "Atman", el cual es uno con Brahmán, la Esencia de la cual proviene todo en el Universo. Mientras que el Atman es el ser individual, Brahmán es la Realidad Última, el Ser Supremo de Dios. Brahmán es la esencia divina del universo, mientras que Atman es la esencia que vive en toda la materia, como los humanos, los animales y la naturaleza. El Atman es aquello que hace funcionar los demás órganos y facultades sensoriales, las cuales lo atan al mundo de los deseos. El mismo es independiente de la materia y de todo, eterno, inmaculado, y cuando morimos, asume un nuevo cuerpo y continúa reencarnando vida tras vida hasta alcanzar la Liberación, el Moksha. Para poder alcanzar la liberación o el "Moksha", uno debe de alcanzar la unión del Atman con Brahmán, por medio de prácticas acéticas (tapas), muchas veces extremas. Estas, por supuesto, estaban fuera del alcance de la mayoría de las personas comunes.

Fue precisamente en estas comunidades de Shramanas que el Buda, antes de manifestar su Budeidad, entró y donde practicó prácticas ascéticas extremas por seis años, llegando a estar cerca de la muerte pero no de la Verdad, antes de abandonarlas por mostrarle a las personas que las mismas no conducen a la salvación.

Interesantemente, podemos ver muchos paralelismos entre las ideas de los Shramanas y lo que luego el Buda predicaría, sobre todo, en sus sermones finales cerca de su vida terrenal, como en el Sutra del Loto y el Sutra del Nirvana (y especialmente, en los Sutras Esotéricos). Esto no es porque el Buda se apropiara de ellas, sino porque, como el Buda revelaría en el Quinto Periodo del Loto y Nirvana, el Buda Eterno encarnaba en los mundos y predicaba diferentes religiones y filosofías que contenían un grado de verdad para preparar a los seres a recibir la Verdad, cuando hiciera su total y completo advenimiento en la figura del Buda.

Los primeros discípulos del Buda fueron cinco ascetas que se unieron a Siddhartha en su ascetismo extremo, pues, Siddhartha estuvo dispuesto a ir más lejos que todos sus maestros para llegar a la Verdad. Sin embargo, cuando Siddhartha abandonó las mismas al cabo de seis años, estos cinco compañeros lo abandonaron por pensar que Siddhartha había renunciado su búsqueda de la liberación. Ahora que Siddhartha había alcanzado la Budeidad, su Luz los transformaba, y podían ver que lo que el Buda ahora predicaba era fruto de la Verdad; los conduciría a la salvación.

Apegados aún a su visión asceta y estabdo apegadis todavía su visión extrema y deprimente de la vida, el Buda les ayudaría a descartar sus puntos de vista erróneos de sí mismos al permitirles desaferrarse y descartar su apego al Atman y la búsqueda de la liberación, con el Sutra del Anatman; el Sermón del No-Ser. Este es uno de los semones del Buda más malentendidos, incluso hoy, luego de 2,500 años, pues muchas personas creen que el Buda negó la existencia del Alma, pero en realidad, lo que hizo fue utilizar una Vía Negativa y presentar todas las cosas que a veces asumimos que somos nosotros, nuestra Alma, y revelar que no lo son. El Alma en el Budismo sí existe, y es llamada "Satya Atman", el Verdadero Ser, y es nuestra Naturaleza Búdica, el Espíritu del Buda en todos los seres. Pero a diferencia del concepto del Atman del Hinduismo y de los Shramanas, este Alma Budista o Verdadero Ser no es independiente del Todo, sino que es uno y está fundamentalmente interconectada con todos los seres y el Buda Eterno. 

A través de este sermón, el Buda nos revela que lo que llamamos nuestro "Ser" o "yo" es un conglomerado de Cinco Skandhas o Agregados que se unen de acuerdo a causs y condiciones dentro del funcionamento del Karma, pero ninguna de ellas son nuestro "Ser" o Alma. Veamos el Sutra del Anatman a la luz de las Verdaderas Enseñanzas del Buda.

"Así he oído. En una ocasión, el Buda vivía en Benares, en el Parque de los Ciervos en Isipatana, y se dirigió al grupo de cinco monjes y dijo: 'Monjes, la materia, oh monjes, no es el alma. Si, oh monjes, la materia fuese el alma, esta materia no conduciría a la aflicción y sería posible decir: ‘Qué mi materia sea así. Qué mi materia no sea así.’ Pero dado que, oh monjes, la materia no es el alma, ésta conduce a la aflicción y no es posible decir: ‘Qué mi materia sea así. Qué mi materia no sea así'."

El Buda comienza su sermón diciéndole a sus discípulos que la materia no es el Alma, el ser, el "yo". La Forma o "Rupa", se refiere a la apariencia de los objetos físicos, como el cuerpo. "Rupa" no es solo la existencia física de un objeto, sino también su naturaleza tangible. Por lo tanto, el concepto de forma también engloba la impresión que un objeto puede causar en los sentidos. De hecho, es esta segunda cualidad de la forma, el sentido que imparte al cuerpo físico, la que se considera más importante. "Rupa" en la forma de materia se puede describir de dos maneras. En primer lugar, puede examinarse en términos de su composición relativa a partir de cuatro elementos primarios: la Tierra, que le da solidez y rigidez; el Fuego, que proporciona calor; el Agua, que aporta cohesión; y el Aire, que lo impregna de movimiento. Todo en el Cosmos está formado por los elementos.

Los Seis Grandes Elementos (Tierra, Fuego, Agua, Aire, Vacío y Consciencia) establecen una corporación visible llamada "cuerpo-forma". La combinación de estos elementos crea las cuatro causas condicionadas: la Tierra, que se caracteriza por la solidez y la durabilidad; Agua, que se caracteriza por la humedad; el Fuego, que se caracteriza por el calor/energía; viento y movimiento, que se caracteriza por el movimiento del Aire. Cuando las cuatro causas condicionadas se dispersan, cada una tiene un lugar al que retorna; por lo tanto, el cuerpo se vuelve vacío. Una vez formado el cuerpo, tenemos la sensación/sentimientos de placer y sufrimiento. Con el deseo de una sensación placentera, damos lugar al falso pensamiento de que la sensación placentera es permanente. Entonces, tenemos que ir y hacerlo; esto es formación/volición mental. Así, tenemos la conciencia en nuestra mente, con respecto a la experiencia de lo que actuamos. Este es el análisis psicológico de la mente de un cuerpo humano. Sin embargo, todos los Cinco Skandhas están vacíos de características que carecen de una naturaleza propia. No tienen naturaleza propia; su sustancia está vacía. El origen de su existencia depende de la existencia de otros.

En resumen, el Buda nos dice que no somos nuestros cuerpos, pues la materia envejece y muere. Algunos filósofos en el tiempo del Buda creían que solo eramos materia. Estos eran los materialistas de su tiempo, por lo que el Buda refuta esta creencia como falsa.

"La sensación no es el alma. Si, oh monjes, la sensación fuese el alma, esta sensación no conduciría a la aflicción y sería posible decir: ‘Qué mi sensación sea así. Qué mi sensación no sea así.’ Pero dado que, oh monjes, la sensación no es el alma, ésta conduce a la aflicción y no es posible decir: ‘Qué mi sensación sea así. Qué mi sensación no sea así'."

Aquí el Buda nos dice que nuestras sensaciones o emociones tampoco son nuestro Alma o ser, pues las mismas cambian de momento a momento, de acuerdo con nuestras circunstancias. El Sentimiento o "Vedana" es una palabra se refiere a la percepción a través de los sentidos de la vista, el oído, el olfato, el gusto, el tacto y el pensamiento/inteligencia. Estas sensaciones, emocionales y físicas, se pueden categorizar como agradables, desagradables o neutras. 

Estas, junto con los próximos dos Skandha o Agregados, transcurren 3,000 posibilidades, por lo que no son nuestro Alma.

"La percepción no es el alma. Si, oh monjes, la percepción fuese el alma, esta percepción no conduciría a la aflicción y sería posible decir: ‘Qué mi percepción sea así. Qué mi percepción no sea así.’ Pero dado que, oh monjes, la percepción no es el alma, ésta conduce a la aflicción y no es posible decir: ‘Qué mi percepción sea así. Qué mi percepción no sea así'."

Tampoco somos nuestras percepciones o voliciones, nuestras creencias o actitudes a la vida, pues las mismas también cambian de momento a momento, o a medida que crecemos, obtenemos nueva información o maduramos espiritualmente. La Percepción o "Samjna" se refiere a reconocer algo asociándolo con otra cosa, asegurando así que será reconocido nuevamente. Esta percepción está limitada por la experiencia del individuo y perjudicada por sus creencias. Es un reflejo que resulta del procesamiento de la forma y la información sensorial, creando un reconocimiento tanto de objetos como de conceptos. Samjna, como toda existencia física y mental en la filosofía budista, es temporal y el apego al Samjna y los otros Skandhas es la causa del sufrimiento. 

"Las formaciones no son el alma. Si, oh monjes, las formaciones fuesen el alma, estas formaciones no conducirían a la aflicción y sería posible decir: ‘Qué mis formaciones sean así. Qué mis formaciones no sean así.’ Pero dado que, oh monjes, las formaciones no son el alma, éstas conducen a la aflicción y no es posible decir: ‘Qué mis formaciones sean así. Qué mis formaciones no sean así'."

Tampoco somos nuestros pensamientos, pues los mismos cambian momento a momento de acuerdo con nuestras sensaciones corporales y nuestras emociones, por lo que no podemos llamarlo nuestro "Ser" o Alma. La Volición o "Samskara" son las impresiones mentales sutiles que dejan todos los pensamientos, intenciones y acciones que un individuo ha experimentado alguna vez. "Samskara" es un término sánscrito, derivado de dos raíces; "sam", que significa "bien planificado" o "bien pensado", y "kara", que significa "la acción realizada". Como tal, se cree que las acciones realizadas con plena conciencia tienen el mayor impacto, dejando impresiones que son más fáciles de rastrear y repetir. Los Samskaras están por debajo del nivel de conciencia normal y se dice que son la raíz de todos los impulsos, rasgos de carácter y disposiciones innatas. En el Budismo, los samskaras se entienden como "formaciones" mentales, y son la base del desarrollo del Karma y el renacimiento, pues se alojan como "semillas" en la Octava Consciencia, de la cual hablaremos más adelante.

Nuestras sensaciones, percepciones y pensamientos, que son encapsulados por el próximo Skandha de la consciencia, atraviezan estados del Ser que el Budismo llama los Diez Mundos.

La Tradición Budista nos dice que nuestra consciencia (cuerpos, sentimientos y pensamientos) atraviezan por Diez Mundos o Estados del Ser. Estos son:

1. Infiernos - este es un estado gobernado por el sufrimiento extremo, la desoledad, la depresión y el daño propio y de los demás. Uno está aprisionado por el sufrimiento y carece por completo de libertad. Vivir es en sí mismo doloroso, y todo lo que vemos está coloreado por nuestra infelicidad y miseria.

2. Hambruna - este es un estado gobernado por una sed isaciable por objetos materiales, o afecto, o atención, o cualquier cosa que nos haga sentir "llenos" o "completos", aunque sea por un segundo, pero pasa al instante. Así, el mundo de los espíritus hambrientos es un estado en el que uno está espiritual y físicamente atormentado por un anhelo insaciable. En muchos aspectos, este mundo gobierna la sociedad actual.

3. Animalidad - este estado es gobernado por el miedo, la inseguridad, y los instintos primitivos animales. El mundo de los animales se caracteriza por la necedad en el sentido de estar movido por impulsos y preocupado sólo por el beneficio y la gratificación inmediatos: dormir, comer, y satisfacer los deseos sexuelas. En esta condición, falta la capacidad de emitir juicios morales y éticos. Este es el estado en el que viven la mayoría de las personas.

Debido a que los mundos del Infierno, la Hambruna y la Animalidad representan condiciones de sufrimiento, se les conoce colectivamente como los Tres Caminos del Mal.

4. Asuras - este es un estado gobernado por la guerra y la competencia. En la mitología india, los Asuras son demonios conflictivos. Una característica del mundo de los Ssuras, o el estado de vida de Animosidad y Perversión (una distorsión del carácter) es una obsesión con la superioridad personal o la importancia personal, una tendencia a compararse siempre con los demás y querer ser mejor que ellos. Las personas en este estado de vida ocultarán sus verdaderos sentimientos para congraciarse con los demás, adulándolos, engañándolos y distorsionando la razón. Este es el estado que gobierna el mundo corporativo y la política.

5. Humanidad - se supone que este estado está gobernado por el balance y la armonía, no siendo tan doloroso como los anteriores cuatro reinos, ni tan placentero como el siguiente, el Cielo, como para no preocuparse por los demás y la espiritualidad, lo cual lo hace el estado ideal para desarrollarnos y avanzar espiritualmente. El mundo de los seres humanos es idealmente un estado tranquilo, sereno y humano en el que nos esforzamos por controlar nuestros impulsos. Las personas en esta condición, idealmente, tienen conciencia del principio de causa y efecto y deberían ser lo suficientemente racionales como para saber la diferencia entre el bien y el mal. Sin embargo, este estado de vida es susceptible a condiciones externas negativas y no puede mantenerse sin un esfuerzo constante hacia la superación personal y el desarrollo personal, por lo que es más un ideal que una realidad, encontrándose la mayoría de las personas entre la Hambruna y la Animalidad. Este estado, entonces, refleja el comienzo del progreso personal, la Filosofía y el Humanismo.

6. Cielos - este estado es también llamado "Extasis", pues es gobernado por el placer y la paz. En la mayor, se cría de las religiones, e incluso en el Budismo, aquellos que realizan buenas acciones en su vida presente renacen como deidades en el reino celestial. Sin embargo, esa alegría no es duradera. Se desvanece y desaparece con el paso del tiempo y a medida que cambian las situaciones y se agota el buen karma, lo que hace que uno vuelva a renacer en alguno de los otros Reinos del Samsara. Este estado representa la llegada de lso seres de la Filosofía y el Humanismo a la Religión, como el Hinduismo, el Judaismo, el Cristianismo y el Islam ( y todas las religiones teístas).

Los mundos que van desde el Infierno hasta los Cielos se llaman el Samsara, y se ven fácilmente influenciados por circunstancias internas y externas, por lo que estos estados de vida no son verdaderamente libres ni autónomos. El Budismo anima a las personas a trascender los Seis Caminos y desarrollar un estado de felicidad autodeterminado a través de la práctica budista. Si llegamos al Dharma del Buda, podemos avanzar espiritualmente y elevarnos por encima de estos seis estados y progresar espiritualmente, alcanzando nuestro Despertar y salvación, en las cuatro fases o Cuatro Reinos Nobles del Nirvana. Estos son:

7. Shravakas - este estado es alcanzado cuando uno llega al Budismo y escucha con un corazón y mente abierta el Dharma, permitiendo que así uno elimine los puntos de vista erróneos del mundo y de uno mismo, permitiéndonos experimentar estados de paz y calma interna.

8. Pratyekabuddhas - este estado es alcanado cuando uno no solo llega al Budismo y estudia el Dharma, sino que lo pone en práctica en su vida, permitiendo una verdadera transformación espiritual. 

Estos dos estados de vida, de Shravakas y Pratyekabuddhas, se caracterizan por la comprensión del principio de causa y efecto y la verdad de que nada en la vida es permanente. Ésta es la base de la comprensión de que el apego a diversas cosas es una fuente de sufrimiento y que eliminar el apego conduce a la liberación. Los mismos pertenecen y representan la llegada de las personas al Budismo Hinayana (Theravada). Sin embargo, ambos aun buscan el bienestar y la salvación personal, por lo que no reflejan la Verdadera Naturaleza de la Realidad; no muestran una real comprensión del Verdadero Dharma ni una transformación real en su vida.

9. Bodhisattvas - este estado refleja un conocimiento más real y verdadero del Budismo; el despertar del deseo altruista de salvar a todos los seres, pues vemos que todos estamos interconectados. La gente en el mundo de los Bodhisattvas se esfuerza por alcanzar la Iluminación del Buda. Los Bodhisattvas se caracterizan por la compasión y el altruismo: una empatía por el dolor y la tristeza de los demás y el deseo de ayudarlos a aliviar ese sufrimiento y encontrar la alegría.

10. Budeidad - este es el estado supremo de la vida. El estado de la Budeidad describe el estado de vida más supremamente noble que un ser vivo puede manifestar. Sin embargo, para nosotros, los seres humanos (quienes no somos el Buda Eterno ni sus manifestaciones plenas personales), no es un estado de ser sobrehumano o sobrenatural. Este estado es alcanzado cuando comprendemos que somos uno con el Buda Eterno, que todos los seres son una manifestación de su Vida Eterna, y que todo en el Cosmos está interconectado; es una Unidad Fundamental. Es la trascedencia de nuestra Ignorancia Fundamental. 

Aunque el estado de vida de la Budeidad es originalmente inherente a cada uno de nosotros, es difícil manifestarlo en nuestra vida diaria. Es por eso que el Buda vino al mundo y nos legó su Dharma Eterno de Salvación, el cual posee las herramientas que nos permiten hacer surgir el mundo de la Budeidad Innata en cualquier momento, independientemente de nuestra situación y circunstancias. Así, el Nirvana no es realmente un lugar, sino un estado del Ser, el estado supremo de la Budeidad, donde podemos seguir renaciendo en el Samsara y en todos los universos para realizar la labor salvífica del Buda por la eternidad. Este estado de vida de Budeidad puede describirse en términos contemporáneos como un estado de felicidad absoluta e indestructible que no se ve afectado por cambios o dificultades circunstanciales. Aunque esto no implica estar libre de sufrimientos y problemas, sí indica la posesión de una fuerza vital vibrante y robusta y una sabiduría abundante para desafiar y superar todos los sufrimientos y dificultades que podamos encontrar. Esto nos permite transformar el Sufrimiento, la Impermanencia, la Impureza y el No-Ser, en las Cuatro Virtudes Iluminadas de Felicidad, Eternidad, Pureza y Verdadero Ser.

Todos los seres poseen un Reino o Estado del Ser raíz, el cual es el estado de consciencia predominante en la vida de la persona, pero igualmente, todos podemos experimentar cualquiera de los otros nueve mundos en cualuier momento en base a nuestro estado interno y estado externo, nuestras circunstancias. Es por eso que cada munco posee los otros nueve. Esta es la doctrina de la Mutua Interpenetración de los Diez Mundos. Los mismos, multiplicados por los Tres Reinos del Ser, que son la vida vista desde tres puntos de vista diferentes y explica la existencia de vidas individuales en el mundo real. Estos son el Ser (Agregados o mundo interno de la persona), los Seres (nuestras circunstancias cercanas) y el Ambiente (sociedad o circunstancias lejanas), y nos dan 3,000 estados del ser o posibilidades. Esta es la doctrina Tendai de los Tres Mil Mundos en un Instante (Ichinen Sanzen).

Regresando al Sutra, ya hemos visto que no podemos apegarnos a nuestro cuerpo y sus sensaciones, ni a nuestras emociones, ni pensamientos ni voliciones, pues ninguno de estos son nuestro ser, nuestro Alma, sino que son cosas impermanentes que cambian de acuerdo a las circunstancias internas y externas. Sin embargo, hoy día (como ha sido a través de la historia de la humanidad), muchas personas no pueden ver más allá de estos, y los toman como su "Ser". Aunque estos son impermanentes y no son nuestro "yo", aun queda un Skandha, la consciencia.

"La conciencia no es el alma. Si, oh monjes, la conciencia fuese el alma, esta conciencia no conduciría a la aflicción y sería posible decir: ‘Qué mi conciencia sea así. Qué mi conciencia no sea así.’ Pero dado que, oh monjes, la conciencia no es el alma, ésta conduce a la aflicción y no es posible decir: ‘Qué mi conciencia sea así. Qué mi conciencia no sea así'."

Finalmente llegamos al quinto Skandha, la consciencia, la cual tampoco es nuestro "Ser" o Alma. Finalmente, la Consciencia o "Vijnana" es el desencadenante de Vedana, Samjna y Samskara; es la fuerza vital o conciencia limitada del individuo. La misma es una abstracción limitada en el espacio y el tiempo de la Consciencia Universal (Amala Vijnana). ¿Por qué el Buda nos dice en el párrafo anterior: "Si, oh monjes, la conciencia fuese el alma, esta conciencia no conduciría a la aflicción"? Porque la fuente de la consciencia individual es la Consciencia Universal, la Budeidad. La Consciencia se puede dividir en las Nueve Consciencias.  El Buda nos dice que, tras la muerte, estos Cinco Skandhas se disuelven; no son nuestro "Ser". Pero hay un aspecto de la consciencia que trasciende la muerte y sí es nuestro Verdadero Ser. 

viernes, 19 de abril de 2024

El Espíritu del Buda: Las Enseñanzas de los Sutras Tathagatagarbha - El Sutra de la Naturaleza Búdica 2

 Entre los Sermones del Buda encontrados en el Canon Budista, encontramos una serie de discursos sobre el Espíritu del Buda innato en todos los seres, la Naturaleza Búdica. Al principio de su ministerio público, el Buda negó la existencia de un "Alma" (Atman) que fuera eterno, inmutable e independiente, para que sus discípulos pudieran desapegarse de sus conceptos erróneos de sí mismos y del mundo que imperaban en su época y puedieran abrir sus mentes y corazones para la Verdad. Sin embargo, durante el transcurso de su ministerio iluminado, y especialmente, en la década final de su vida en la Tierra, el Buda reveló que sí existe un Espíritu dentro de todos los seres, el cual es eterno, pero no separado del Todo, pues es uno con el Buda y con todos los seres sintientes. Este es su Espíritu, el Espíritu del Buda Eterno, que mora en el corazón de todos nosotros, y es gracias a ese Espíritu que los seres pueden alcanzar el Despertar y la Budeidad. Estos sermones dentro del Canon Budista se conocen como los Sutras Tathagatagarbha, que culminan con el último sermón dado por el Buda en este mundo, el Sutra del Nirvana.

Como hemos visto hasta el momento, la Naturaleza Búdica, el Espíritu del Buda en todos los seres, es un Misterio Budista. Al considerar el mismo, uno debe tener en todo momento en cuenta de que la Naturaleza Búdica es, en última instancia, incomprensible e inexplicable para la mente no despierta. El hecho es que cualquier cosa que uno diga sobre la Naturaleza Búdica no puede captar plenamente su plenitud de misterio y perfección, ya que las palabras son, en última instancia, inadecuadas para la tarea y no hay nada en el mundo que realmente pueda compararse con ella. Esto se afirma explícitamente en el Sutra de Angulimaliya, así como en el Sutra del Nirvana. Es por esto que muchos budistas tienen nociones erróneas sobre la Naturaleza Búdica, y niegan el Verdadero Ser. Estos son los Budistas Nihilistas, y tristemente, son la mayoría. Así, el Espíritu del Buda en todos los seres constituye el reino o esfera inconcebible de los propios Budas y nutre a cada persona en quien se encuentra (es decir, a cada ser). Sólo cuando se ve y se conoce verdaderamente mediante una profunda introspección interior y una visión espiritual purificada, se puede comprender plenamente. Y en ese momento, uno se ha convertido en un Buda.

"Oh, buenos hijos, es como el hueso dentro de una fruta de mango que no se pudre. Cuando lo plantas en el suelo, se convierte en el árbol más grande y majestuoso. De la misma manera, buenos hijos, cuando miro a los seres sintientes con mi visión del Buda, veo que el Tathagatagarbha está rodeado por una cáscara de ignorancia, así como las semillas de una fruta sólo se encuentran en su núcleo. Buenos hijos, ese Tathagatagarbha es frío e inmaduro. Es la profunda quietud del Nirvana la que se logra con la gran sabiduría. Se le llama el verdaderamente Iluminado, el Tathagata, el Arhat, etc. Buenos hijos, después de que el Tathagata ha observado a los seres sintientes, revela este mensaje para purificar la sabiduría de los Bodhisattvas y los grandes seres'.

"En ese momento, el Honrado por el Mundo se expresó en versos, diciendo:

"Es como el hueso del mango,
que no se pudre.
Plántalo en la tierra
e inevitablemente crecerá un gran árbol.
La visión impecable del Tathagata
ve que el Tathagatagarbha
dentro de los cuerpos de los seres sintientes
es como la semilla dentro de una flor o fruto.
Aunque la ignorancia cubra el Buddhagarbha,
debes tener fe y darte cuenta
de que posees la sabiduría del Samadhi,
nada de lo cual puede ser destruido.
Por esta razón explico el Dharma
y revelo el Tathagatagarbha,
para que puedas alcanzar rápidamente el sendero más elevado,
así como una fruta crece hasta convertirse en el más majestuoso de los árboles".

El Buda continúa expresando en símiles hermosos la existencia del Verdadero Ser (el cual no es llamado aún así hasta el final de su vida en el Sutra del Nirvana). En este símil, el Buda equipara su Espíritu con la semilla de un mango, el cual, una vez se planta en el suelo fértil (de una vida espiritual equilibrada, un Budismo Completo) da fruto y se convierte en un maravilloso árbol, en un Buda. El Espíritu del Buda, aunque vivo, se encuentra dormido dentro de la mayoría de los seres, por incontables vidas. Cuando llega su momento de madurar, los seres buscan la espiritualidad, y pasan por muchas religiones y filosofías religiosas hasta llegar al Dharma, pero este no es el final, pues hay muchas denominaciones budistas. Solo cuando llegan al Verdadero Dharma Eterno del Buda es que esta semilla es nutrida con el rocía del Dharma y puede convertirse en un árbol, en un Buda. 

Hasta el momento, todos los símiles han tratado la Naturaleza Búdica, el Tathagatagarbha, como algo "separado" o "fuera" del Buda Eterno. Es en el próximo símil que el Buda revela que esta Naturaleza Búdica es una con él, y con todos los seres.

"Oh, buenos hijos, es como un hombre con una estatua de oro puro, que iba por las estrechas carreteras de otro país y temía ser victimizado y robado. Entonces envolvió la estatua en trapos gastados para que nadie supiera que la tenía. En el camino, el hombre murió repentinamente y la estatua dorada fue arrojada a un campo abierto. Los viajeros lo pisotearon y quedó totalmente sucio. Pero una persona con visión sobrenatural vio que dentro de los harapos gastados había una estatua de oro puro, así que la desenvolvió y todos le rindieron homenaje. De manera similar, buenos hijos, veo a los diferentes seres sintientes con sus muchos klesas, transmigrando a través de la larga noche del Samsara, sin fin, y percibo que dentro de sus cuerpos está el maravilloso Espíritu del Tathagata. Son augustos y puros y no diferentes de mí. Por esta razón, el Buda expone el Dharma a los seres sintientes, para que puedan cortar esos klesas y purificar su sabiduría del Tathagata. Por esto hago girar la Rueda del Dharma una y otra vez para convertir todos los mundos'.

"En ese momento, el Honrado por el Mundo se expresó en versos, diciendo:

"Es como un viajero a otro país
que lleva una estatua de oro,
que la envuelve en harapos sucios y gastados
y la arroja a un campo sin uso.
Alguien con visión sobrenatural lo ve
y se lo cuenta a otras personas.
Quitan los trapos sucios y descubren la estatua. 
Y todos se alegran mucho.
Mi visión sobrenatural es así.
Veo que seres de todo tipo
están enredados en klesas y acciones malas
y están plagados de todos los sufrimientos del Samsara.
Sin embargo, también veo que dentro
del polvo de la Ignorancia de todos los seres,
la Naturaleza del Tathagata permanece inmóvil,
Grande e indestructible.
Después de haber visto esto,
les explico a los Bodhisattvas que
los klesas y las malas acciones
cubren el cuerpo más victorioso.
Debes esforzarte por cortarlos
y manifestar la sabiduría del Tathagata.
Es el refugio de todos:
dioses, hombres, nagas y espíritus".

En estas líneas, el Buda nos dice que la Naturaleza Búdica dentro de nosotros no es diferente a él; es una con el Buda Eterno. El Buda, siendo el Alma del Universo, se compadece de sus criaturas y entra, encarnando, en los mundos, para revelar su Dharma Eterno de Salvación y permitirnos elevarnos sobre las aguas del océno interminable de nacimientos y muertes del Samsara, permitiéndonos alcanzar el Despertar an uestra Unidad Fundamental. Entonces, ya no hay deseos de escapar del Samsara, como lo querían los primeros discípulos (y los budistas Theravada hoy día). El Mundo Saha, el Samsara, es solo una cara del Nirvana. Son uno en Esencia, dos en modalidad y manifestación. El Buda nos permite ver la belleza inherente en el mundo, el cual no es nada más que una gran matriz, un útero cósmico, que permite el crecimiento de Budas, Seres Despiertos. Esto vuelve el mundo en un Refugio; el Buda Eterno (Dharmakaya) es el Verdadero Refugio, como nos dice el Sutra del Nirvana.

No hay otra religión como el Verdadero Dharma. Si bien el Buda nos revela aquí y en muchos otros Sutras que la mayoría de las religiones del mundo fueron creadas o inspiradas por Budas y Bodhisattvas, solo el Dharma Eterno del Buda, el Budismo, es la Verdadera Religión. Solo a través del Budismo podemos manifestar nuestra Verdadera Naturaleza.

"Oh, buenos hijos, es como una mujer empobrecida, vil, fea y odiada por los demás, que lleva en su seno un hijo noble, quien se convertirá en un rey sabio, un gobernante de las cuatro direcciones. Pero ella no conoce su historia futura, y constantemente piensa en él como un niño pobre y de baja cuna. De la misma manera, buenos hijos, el Tathagata ve que todos los seres sintientes son llevados por la Rueda del Samsara, recibiendo sufrimiento y veneno, pero sus cuerpos poseen el Tesoro del Tathagata. Al igual que esa mujer, ellos no se dan cuenta de esto. Por eso el Tathagata en todas partes expone el Dharma diciendo: 'Buenos hijos, no os consideréis inferiores o viles. Todos ustedes poseen personalmente la Naturaleza del Buda. Si se esfuerzan y destruyen sus males pasados, recibirán el título de Bodhisattvas o de los Honrados por el Mundo, y convertirán y salvarán a innumerables seres conscientes'.

"En ese momento, el Honrado por el Mundo se expresó en versos, diciendo:

"Es como una mujer empobrecida
cuya apariencia es común y vil,
pero que tiene un hijo de noble rango
que se convertirá en un monarca universal.
Lleno de siete tesoros y de todas las virtudes,
poseerá como rey las cuatro partes de la tierra.
Pero ella es incapaz de saberlo
y sólo concibe pensamientos de inferioridad.
Veo que todos los seres
son como niños en apuros.
Dentro de sus cuerpos está el Tathagatagarbha,
pero no se dan cuenta de ello.
Por eso les digo a los Bodhisattvas:
'Tened cuidado de no consideraros inferiores.
Vuestros cuerpos son Tathagatagarbhas;
Siempre contienen
La luz de la salvación del mundo.
Si os esforzáis
y no pasáis mucho tiempo
sentados en la sala de meditación,
alcanzaréis el camino de la realización más elevada
y salvaréis a seres ilimitados'."

En este símil, todos los seres somos la "mujer empobrecida, vil, fea y odiada por los demás, que lleva en su seno un hijo noble, quien se convertirá en un rey sabio". Somos como una mujer empobrecida porque hemos vagado por eones en el océano del Samsara, cometiendo inconcevibles malas acciones, acumulando un inmenso mal karma, sufriendo y haciendo que otros seres sufran. Esto nos vuelve feos, torcidos, odiados por los demás, e incluso, por nosotros mismos. Pero todo este tiempo no hemos sabido que llevamos cocida en nuestra ropa una gema inavuable; que llevamos en nuestro vientre (corazón) el Espíritu del Buda, "un hijo noble", que algún día será un Buda. El planeta y el universo en el cual habitamos tambiés es esa mujer empobrecida y fea, esperando reconocer el valor que lleva dentro; esperando que la redimamos, la purifiquemos, y revelemos su verdadera naturaleza, la Tierra Pura de la Luz Serena.

El Buda ha aparecido en este mundo y nos ha revelado que todos poseemos este diamante invaluable dentro de nosotros. Nos ha revelado que todos somos dignos, pues poseemos su Dignidad, su Espíritu; somos sus hijos. Si abrazamos el Dharma del Buda y lo ponemos en práctica, realizando su Voluntad - el salvar a todos los seres - podemos recobrar nuestro título y herencia, podemos ser Hijos del Buda - Bodhisattvas. No existe nada más elevado en este mundo.

"Oh, buenos hijos, es como un maestro fundidor que funde una estatua de oro puro. Una vez finalizado el lanzamiento, se invierte y se coloca en el suelo. Aunque el exterior está chamuscado y ennegrecido, el interior no ha cambiado. Cuando se abre y se saca la estatua, el color dorado es radiante y deslumbrante. De manera similar, buenos hijos, cuando el Tathagata observa a todos los seres sintientes, ve que el Buddhagarbha está dentro de sus cuerpos repleto de todas sus muchas virtudes. Después de ver esto, revela a todas partes que todos los seres obtendrán alivio. Eliminan klesas con su sabiduría diamantina y revelan el cuerpo del Buda como una persona que descubre una estatua dorada'.

"En ese momento, el Honrado por el Mundo se expresó en versos, diciendo:

"Es como una gran fundición
con innumerables estatuas doradas.
Los necios miran hacia afuera
y sólo ven los moldes de tierra oscurecidos.
El maestro fundidor estima que se han enfriado
y los abre para extraer su contenido.
Se elimina toda impureza
y los rasgos se revelan claramente.
Con mi visión del Buda
veo que todos los seres sintientes son así.
Dentro de la capa de barro de las pasiones,
Todos tienen la Naturaleza del Tathagata.
Por medio de la sabiduría adamantina,
rompemos el molde de los klesas
y revelamos el Tathagatagarbha,
como oro puro y brillante.
Así como yo he visto esto
y así he instruido a todos los Bodhisattvas,
así tú deberías aceptarlo
y convertir a todos los demás seres a su vez'."

Esta Herencia Iluminada no es solo para los Bodhisattvas Trascendentales, seres superiores a nosotros, sino que es para todos los seres. El Buda, en su infinita Misericordia y Amor, extiende su mano de salvación y abre la Tesorería del Dharma para todas sus criaturas, sin importar su condición. Como veremos posteriormente en el Sutra de Angulimala, no importa lo que hayamos hecho, todos podemos cambiar nuestro destino y redimirnos, así como Angulimala se redimió, e incluso el Rey Ajashathru pudo redimirse en el Sutra del Nirvana.

Esta es una enseñanza poderosa que contiene el Poder del Buda y su Dharma. El mero hecho de escucharla o leerla, si se acepta de todo corazón, puede transformar nuestras vidas. Como dice el Buda a continuación:

"En ese momento, el Honrado por el Mundo habló a Vajramati y a los demás Bodhisattvas y grandes seres, diciendo: 'Ya sean monjes o laicos, buenos hijos e hijas, debéis aceptar, recitar, copiar, reverenciar y exponer ampliamente este Sutra del Tathagatagarbha en beneficio de los demás. Las virtudes que de él derivarás son inestimables. Vajramati, si hubiera un Bodhisattva que, por el camino del Buda, trabajara diligente y asiduamente, o que cultivara poderes espirituales, o que entrara en todos los Samadhis, o que deseara plantar las raíces de la virtud, o que adorara a los Budas del presente, más numerosos que las arenas del río Ganges, o que erigiera más estupas de siete joyas que arenas hay en el río Ganges, de una altura de diez yojanas [un yojana equivale a unas nueve millas] y una profundidad y de un yojana, o que instalaran en esas estupas divanes de siete joyas cubiertas con pinturas divinas, o que erigieran diariamente para cada Buda más estupas de siete joyas que arenas hay en el río Ganges, y que se las regalaran a cada Tathagata y Bodhisattva y Shravaka en la asamblea, o que hicieran este tipo de cosas en todas partes para todos los Budas actuales, cuyo número es mayor que las arenas del río Ganges, o que erigieran cincuenta veces más estupas enjoyadas que arenas en el río Ganges y los presentara a cada Tathagata, Bodhisattva y Shravaka en la asamblea, o que hizo este tipo de cosas en todas partes para todos los Budas actuales, cuyo número es mayor que las arenas del río Ganges, o quién erigiera cincuenta veces más estupas enjoyadas que arenas en el río Ganges y que las presentara como ofrenda a cincuenta veces más Budas, Bodhisattvas y Shravakas en la asamblea que arenas en el río Ganges, y que hicieran esto durante incontables cientos, miles y decenas de años. Oh, Vajramati, ese Bodhisattva todavía no sería igual a la persona que encuentra alegría e iluminación en el Sutra del Tathagatagarbha, que lo acepta, lo recita, lo copia o incluso venera una sola de sus metáforas. Oh, Vajramati, aunque el número de buenas raíces y virtudes plantadas por esos buenos hijos en nombre de los Budas es incalculable, no llega a una centésima o una milésima ni a ninguna fracción calculable posible del número de virtudes alcanzadas por los buenos hijos e hijas que veneran el Sutra del Tathagatagarbha'.

"En ese momento, el Honrado por el Mundo se expresó en versos, diciendo:

"Si hay una persona que busca la Iluminación,
que escucha y acepta este Sutra,
y que copia y venera
incluso un solo verso,
el sutil y profundo Espíritu del Tathagata
surgirá instantáneamente, acompañado de alegría.
Si os entregais a esta verdadera enseñanza,
vuestras virtudes serán incalculables.
Si hay una persona que busca la Iluminación,
que ha alcanzado grandes poderes espirituales
y que desea hacer una ofrenda
a los Budas de las diez direcciones
y a los Bodhisattvas y Shravakas de la asamblea,
cuyo número es mayor
que las arenas del Ganges,
Cien millones de veces incalculable;
Si para cada uno de los Budas
construyera una maravillosa estupa enjoyada
de diez yojanas de altura
y cuarenta li de ancho [un li equivale aproximadamente a un tercio de milla],
dentro de la cual otorgaría un asiento de siete joyas,
con todas las maravillas
Apropiada para el augusto Maestro,
Cubierto de divinos cuadros y cojines,
Cada uno con sus propios diseños únicos;
Si ofreciera a los Budas y a la Sangha
un número incalculable de éstos,
más que las arenas del río Ganges,
y si los ofreciera
sin cesar día o noche
durante cientos y miles
y decenas de miles de eones,
las virtudes que obtendría de esta manera
no podría compararse con
las virtudes mucho mayores de
la persona sabia que escucha este Sutra,
que acepta incluso una sola metáfora de él
y que lo explica para beneficio de los demás.
Los seres que se refugian en él
alcanzarán rápidamente el camino más elevado.
Los Bodhisattvas que dedican su pensamiento
al profundo Tathagatagarbha,
saben que todos los seres lo poseen
y rápidamente alcanzan el sendero más elevado".

Esta es la Promesa del Buda en este Sutra. Este Sutra, si bien fue predicado al comienzo del Periodo Mahayana, aproximadamente diez años tras el Buda manifestar su Budeidad en este mundo, contiene enseñanzas elevadas pertenecientes al Periodo del Loto y del Nirvana, las Enseñanzas Perfectas y Completas, por lo que cae en la categoría de Enseñanza Secreta (de las Cuatro Enseñanzas del Método del Gran Maestro Chih-i y la escuela Tendai), pues, aunque el Buda lo predicó para el beneficio de todos, solos los Bodhisattvas avanzados la comprendieron realmente; los discípulos Shravakas y Pratyekabuddhas, así como los devotos laicos, no pudieron comprenderla, por lo que el Buda volvió a predicar sobre la Naturaleza Búdica, su Espíritu en todos los seres, muchas otras ocasiones, siendo la última y definitiva en su último sermón en la Tierra, el Sutra del Nirvana. 

Como vemos, el Buda se eforzó por hacer incapié en la importancia y el poder de esta enseñanza. Al lector, le pregunto: ¿habías escuchado de la existencia del Espíritu del Buda (Naturaleza Búdica) en todos los seres? Puedo contestar por la mayoría que no, que por el contrario, el Buda había predicado la existencia del No-Ser, el Anatman; jamás el Buda había predicado algo sobre su Espíritu o el Verdadero Ser. Sin embargo, aquí pongo en tus manos este gran tesoro. Si no lo crees, o no lo comprendes, acéptalo con fe, y te prometo que serás bendecido inmensurablemente. 

En el Sutra del Tathagatagarbha, el Buda por fin predica por primera vez la noción de una Realidad Espiritual central y suprema, increada e inmortal en todas las criaturas vivientes; el Espíritu del Buda en todos los seres, el cual es indestructible, omnisciente, eterno, infinito, puro, benevolente, nutritivo y dichoso en todos y cada uno de los seres (animales incluidos), que empodera a cada ser para convertirse en un Buda. Como veremos posteriormente en el Sutra de Angulimala, esta Esencia espiritual es inherente y forma la base de todos los fenómenos sin excepción y contiene todas las cualidades buenas y verdaderas. Así, esta enseñanza complementa la doctrina de la Vacuidad (Sunyata) de los fenómenos mundanos: las cosas mundanas están vacías de una identidad individual propia, eternamente inmutable, pero no de las virtudes perfectas del Buda presente en todas partes. El Tathagatagarbha repleto de virtudes es, de hecho, nada menos que la misma Potencia generadora del Buda: el estado del Despierta o Conocimiento Espiritual (Bodhi o Buddha-jnana) oculto en las profundidades de cada persona. 

Es imprtante destacar desde ahora que la doctrina de la Naturaleza Búdica es presentada abrumadoramente por el Buda en los Sutras Tathagatagarbha como una verdad definitiva y absoluta, no como una enseñanza elemental, provisional; es una verdad, un dogma, absoluto, no un medio hábil. El medio hábil fue la doctrina del No-Ser que el Buda ahora refuta, no por ser errónea o falsa, sino por ser incompleta. Lo que el Buda quiso permitir que los seres entendieran con la doctrina del Anatman es que los seres no son su cuerpo, ni sus emociones, ni sus pensamientos, ni sus voliciones, y que no existen de forma separada e independiente del Todo, sino que son como una ola en un Gran Océano; son una manifestació de la Vida Eterna del Cosmos, del Buda Eterno, y como olas en el océano, no están separadas del agua, sino que son una desde un principio con Todo.

El Tathagatagarbha es llamado en ocasiones por el Buda el Verdadero Ser ("Satya-Atman") o el Principio Búdico ("Buddha-dhatu"), y es indestructible. No conoce la muerte, sólo la Vida Eterna. Este Espíritu del Buda está presente en todas partes, como afirma el Buda en el Sutra del Nirvana. Los Sutras Tathagatagarbha dejan muy claro que en su naturaleza última el Espíritu del Buda es una Esencia espiritual incondicionada, inmutable, virtuosa, eterna, inefable, libre de los confines del tiempo, el lugar y el proceso. Y cuando se le denomina el Ser (como en el Sutra del Nirvana), no se refiere al ego mundano, mutable y condicionado (nuestro ser finito y falso cotidiano), sino que se equipara con el Verdadero Ser eterno e inmutable del Buda (que se encuentra en todos los seres), que es uno con el Gran Nirvana, la Unidad Fundamental.

Como veremos más a profundidad, este Espíritu del Buda es revelado por el Buda a sus estudiantes avanzados como la Quintaesencia Búdica inmutable y pacífica dentro de cada ser (el "svabhava" o "Atman" – el Alma infinita, unitaria y sin ego del Buda Eterno), pero que también funciona activamente como semilla de todas las cualidades espirituales positivas y subyace a la sed del Nirvana, y que de hecho hace posible la obtención del Nirvana (ya que el Nirvana, a través del Tathagatagarbha, ya está presente dentro de nosotros). Así, el Tathagatagarbha es dipolar y posee tanto un modo inactivo, tranquilo e inmóvil, cuando está dormido o sumido en la Oscuridad de la Ignorancia, y un modo dinámico y activo de nutrir y liberar a todos los seres que sufren, dándoles esa sed por espiritualidad y progreso, que los conduce a la religión y eventualmente al Dharma del Buda.

El Buda ilustra ahora el poder de esta Enseñanza con una historia pasada de una persona que, gracias a esta Enseñanza, pudo alcanzar la Budeidad.

"En ese momento, el Honrado por el Mundo se dirigió nuevamente al Bodhisattva Vajramati y le dijo: 'En un tiempo incalculable, muy lejano en el pasado distante, hace más tiempo que muchos eones inconcebibles, hubo un Buda que fue llamado el Rey Otorgador de Luz, el Tathagata, el Arhat, el Verdaderamente Iluminado, el Poseído de Acciones Brillantes, Aquel que ha trascendido bien el mundo, el Maestro que ha alcanzado lo más elevado, el Héroe de la Armonía, el Maestro de hombres y dioses, el Buda, el Honrado por el Mundo. Oh, Vajramati, ¿por qué fue llamado el Rey Otorgador de Luz? Cuando ese Buda estaba practicando originalmente el camino del Bodhisattva y descendió como espíritu al útero de su madre, siempre emitía una luz que penetraba e iluminaba en un instante incluso los átomos más pequeños de los miles de mundos búdicos en las diez direcciones. Cualquier ser que viera esta luz se llenaba de alegría. Sus klesas fueron destruidos; quedó dotado del poder de la forma; su sabiduría se perfeccionó; y alcanzó una elocuencia que no conoció obstáculos. Si un habitante del Infierno, un fantasma hambriento, un animal, el rey Yama - el Señor de los Muertos - o un asura veían esta luz, todos sus renacimientos en los reinos del mal se interrumpían y nacía como un dios. Si algún dios vio esta luz, alcanzó la irreversibilidad en el camino más elevado y fue dotado de los cinco poderes sobrenaturales. Si alguien que había alcanzado la irreversibilidad veía esta luz, alcanzaba la paciencia no nacida del dharma y los cincuenta Dharanis [encantamientos] de la virtud. Vajramati, todas las tierras iluminadas por esa luz se volvieron majestuosas y puras, como porcelana translúcida, con cordones dorados que marcaban el Nbble Sendero Octuple, exuberantes con la fragancia de varios tipos de árboles, flores y frutas enjoyados. Ligeras brisas soplaban suavemente a través de ellos, produciendo sonidos suaves y sutiles que exponían libre y sin restricciones las Tres Joyas, las virtudes del Bodhisattva, el poder de las buenas raíces, el estudio del camino, la meditación y la liberación. Los seres que escucharon todo esto alcanzaron la alegría en el Dharma. Su fe se hizo firme y fueron liberados para siempre de los reinos del renacimiento maligno. 

"Vajramati, debido a que todos los seres de las diez direcciones fueron instantáneamente envueltos en luz, a las seis en punto cada mañana y tarde juntaron sus palmas y ofrecieron adoración. Vajramati, hasta el momento en que alcanzó la Budeidad y el Nirvana sin dejar rastro, el lugar donde ese Bodhisattva surgió del útero siempre brilló con luz. Y después de su Nirvana final, la estupa en la que se guardaban sus cenizas también brilló con luz. En consecuencia, los habitantes de los reinos celestiales lo llamaron el Rey Otorgador de Luz. Vajramati, cuando el Rey Otorgador de Luz, el Tathagata, el Arhat, el Universalmente Iluminado, alcanzó por primera vez la Budeidad, entre sus discípulos del Dharma había un Bodhisattva llamado Luz Ilimitada, así como un grupo de otros dos mil millones de Bodhisattvas. El Bodhisattva Luz Ilimitada se volvió hacia el lugar donde estaba el Buda y preguntó sobre el Sutra del Tathagatagarbha, y el Buda se lo explicó. Estuvo en su asiento durante cincuenta largos eones. Y debido a que protegió los pensamientos de todos los Bodhisattvas, su voz llegó a todos los lugares de los diez mundos búdicos, incluso hasta los átomos más pequeños, y se extendió a cientos de miles de tierras búdicas. Debido a los innumerables y diferentes orígenes de los Bodhisattvas, presentó cientos de miles de metáforas. Lo llamó el 'Sutra Tathagatagarbha Mahayana'. Todos los Bodhisattvas que lo escucharon predicar este Sutra lo aceptaron, lo recitaron y lo practicaron tal como se les había explicado. Todos menos cuatro de los Bodhisattvas alcanzaron la Budeidad. Vajramati, no debes considerarlos excepcionales. ¿En qué podría ser diferente de ti el Bodhisattva Luz Ilimtada? Eres idéntico a él. Los cuatro Bodhisattvas que aún no habían alcanzado la Budeidad eran Manjushri, Avalokiteshvara, Mahasthamaprapta y tú, Vajramati. Vajramati, el Sutra del Tathagatagarbha tiene una capacidad abundante. Cualquiera que lo escuche puede alcanzar el Camino del Buda'.

"Entonces el Buda volvió a expresarse en verso, diciendo:

"Hace incontables eones,un Buda Otorgador de Luz
siempre brilló con una gran luz
e iluminó innumerables tierras en todas partes.
El Bodhisattva Luz Ilimitada
alcanzó por primera vez el camino bajo ese Buda
y solicitó este Sutra.
En consecuencia, el Buda lo predicó.
Todos los que lo encontraron salieron victoriosos,
y todos los que lo escucharon
alcanzaron la Budeidad,
excepto cuatro Bodhisattvas.
Manjushri, Avalokiteshvara,
Mahasthamaprapta y Vajramati:
estos cuatro Bodhisattvas
escucharon anteriormente este Dharma.
De ellos, Vajramati
fue el discípulo más talentoso.
En ese momento se llamaba Luz Ilimitada
y ya había escuchado este Sutra.
Cuando originalmente busqué el camino
hacia el estandarte del león que marca el lugar del Buda,
yo también recibí este Sutra una vez
y lo practiqué tal como lo había escuchado.

"Gracias a estas buenas raíces,
rápidamente alcancé el camino del Buda.
Por lo tanto, todos los Bodhisattvas
deben defender y predicar este Sutra.
Después de haberlo escuchado
y practicado tal como se ha explicado,
se convertirán en Budas tal como lo soy yo ahora.
Si una persona practica este Sutra,
se comportará como el Honrado por el Mundo.
Si una persona obtiene este Sutra,
será llamado 'Señor del Buddhadharma'
y luego, en nombre del mundo, protegerá
lo que todos los Budas proclaman.
Si alguien practica este sutra,
será llamado 'El Rey del Dharma'
y, a los ojos del mundo,
merecerá ser alabado
como el Honrado por el Mundo'.

"Luego, cuando el Honrado por el Mundo terminó de exponer este Sutra, Vajramati, junto con los cuatro grupos de Bodhisattvas, los dioses, los gandharvas, los asuras y el resto, se regocijaron por lo que habían oído explicar al Buda y practicaron. como les habían dicho."

El Buda, durante todo su ministerio en la Tierra, ilustró sus enseñanzas con parábolas e historias de vidas pasadas, para poder destacar que todos, repito, todos, podemos poner en práctica sus enseñanzas y alcanzar sus frutos, como el Despertar y la Budeidad. 

Com vimos en este Sutra, de acuerdo con el Canon y la Tradición Budista, todos los seres poseen el Espíritu del Buda, su Naturaleza Búdica, pues todos somos una emanación del Buda Eterno, el Universo. Por ello, todos los seres poseen la capacidad de alcanzar el Despertar y pueden convertirse en Budas. El Buda mismo predijo la Budeidad de todos sus discípulos en el Sutra del Loto, incluyéndonos a nosotros. Por mi parte, creo que todos podemos alcanzar el Despertar - y de hecho, muchos ya lo han hecho - pero no creo que todos puedan alcanzar la misma Budeidad del Buda. Permítanme explicarme. 

Todos podemos alcanzar el Despertar a nuestra Unidad Fundamental. De hecho, muchos de nosotros hemos tenido algún vislumbre o la totalidad de la experiencia, la cual ha transformado nuestras vidas y nos ha dado la inspiración (por la Gracia del Buda) de reclamar nuestra herencia divina y ser Hijos del Buda, Bodhisattvas, y ayudar en la labor salvífica dhármica del Buda en esta Tierra. Esta es una respuesta al llamado del Buda, una repsuesta que obliga una respuesta, y que no puede ser nada sino afirmativa, en agradecimiento por sus muchas bendiciones. Pero no todos podemos alcanzar la misma Budeidad del Buda. De hecho, ningún ser sintiente - en mi opinión - puede alcanzar la Budeidad del Buda, pues si bien somos uno en Esencia, somos distintos.

Nuestra Budeidad y la Budeidad del Buda son iguales, pero diferentes. Son iguales en Esencia pero diferentes en manifestación. Después de todo, el Buda fue una encarnación de la Personalidad del Cosmos, su Alma, su Consciencia Universal, y nosotros solo somos meras manifestaciones temporales, finitas e imperfectas, que podemos alcanzar un grado innato de cuasi-perfección. Aún así, el Buda Eterno, en su infinita Misericordia y Compasión, nos permite participar de su Esencia, de su Poder - nos otorga su Gracia - para que podamos alcanzar el mismo estado espiritual de un Buda. Pero como mencionamos anteriormente, por más que hablemos de esto, sigue siendo un Misterio que solo puede ser comprendido por el Buda. Somos agradecidos por la infinita Compasión del Buda quien ,en su infinita Sabiduría, pudo explicarnos esta Verdad de tal forma que, aun con nuestros ojos ciegos, oidos sordos y poco merecido, logró encontrar las palabras necesarias para permitirnos vislumbrar este Misterio.