Bienvenido a la Tierra Pura de la Luz Serena, un recurso sobre el Verdadero Budismo (一乘佛教), y sus posteriores ramificaciones, a la luz de las Enseñanzas Perfectas y Completas (圓教). Aquí presentamos el Budismo como religión, filosofía y estilo de vida, con énfasis en la Teología Budista (Budología), aspirando a presentar el Budismo balanceadamente entre la academia (estudios budistas) y la devoción, desde el punto de vista de una escuela tradicional de Budismo japonés (Tendai-shu 天台宗) y las enseñanzas universales del Sutra del Loto (法華経).


miércoles, 12 de agosto de 2015

Psicología Budista: El Ichinen Sanzen y la Cosmología Budista como Modelo Cognoscitivo para entender al Individuo y sus Usos (parcial)


*Este artículo completo será publicado en la revista Theological Studies Annual del Theological Seminary.

El Budismo, si bien se ha descrito como una filosofía, una forma de vida y una religión, también posee un sistema de estudio psicológico muy refinado y avanzado que rara vez es explorado. A través de este artículo, espero presentar la doctrina Tendai del "Ichinen Sanzen" desarrollada por el Maestro Chih-i (Tendai Daishi) en su obra "Maka Shikan", "Gran Concentración y Calma", como un modelo cogniscitivo para abordar al individuo, sus problemas, su entorno y sus circunstancias. Al final, desarrollaré varios usos para este modelo y cómo se puede poner exitosamente en práctica para ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida y resolver sus problemas, desde una perspectiva terapéutica budista.

Chih-i, El Budismo Tiantai y el Sutra del Loto


El Ichinen Sanzen, que puede ser traducido como los "Tres mil mundos en un momento de la vida" o "un solo instante de la vida" o "una mente", "un pensamiento" o un "momento-de-pensamiento", fue formulado por el maestro y patriarca Tientai, Chih-I (Zhiyi 538-597), en el Siglo VI E.C. en China. Chih-i estudió el Sutra del Loto, el Saddharma-pundarika-sutra en sánscrito, que fue traducido por Kumarajiva, un filósofo indio, al chino en el 406 E.C. Este Sutra es considerado la enseñanza máxima del Buda Shakyamuni, compuesto alrededor del 100 A.E.C. y el 100 E.C.

El Sutra del Loto utiliza constantemente la analogía de la flor de loto para exponer sus enseñanzas. El loto, que desde la antiguedad en los países asiáticos simbolizan la pureza, la belleza y la realeza, nace del lodo. Para los budistas, el barro representa nuestra humanidad, que está sumida en la ignorancia, abatida por los sufrimientos de la vida y dominada por los deseos mundanos. A diferencia de la concepción universalmente generalizada de que el Budismo predica el abandono del mundo y la eliminación del deseo, la filosofía budista Tendai nos enseña que no podemos abandonar el mundo, sino comprenderlo, y utilizar el conocimiento obtenido a través del estudio empírico para manejarnos sábiamente por él. Desde este punto de vista, el sufrimiento es una parte integral de la vida. No hay nada que podamos hacer para eliminarlo, pero sí podemos evitarlo y aminorarlo. La doctrina budista nos muesra que el dolor está presente desde el momento del nacimiento y nos sigue durante toda la vida de una forma u otra, hasta la muerte. Por otro lado el Sutra del Loto revela que para que las cosas y los seres existan, debe haber una causa primera, una intimidad estrecha con la vida y todo lo que conlleva, capaz de engendrarlos. El medio ambiente y los seres que viven en él estan íntimamente ligados y son inseparables. Todo y todos están entrelazados.  Todo forma una esfera de influencia en un campo unificado e interconectado. Lo que hace posible la existencia sucesiva de cosas, seres y eventos se llama karma - acción - que crea los patrones existenciales y se manifiesta a través de los pensamientos, las palabras y las acciones en el mundo, en el pasado, presente y futuro - y una combinación no necesariamente secuencial de uno o varios de ellos a través del espacio y el tiempo, ya sea progresiva o retroactivamente.

El Sutra del Loto utilizan la flor de loto y su anatomía para mostrar la simultaneidad de causa y efecto; el efecto yace latente en la misma causa, así como la flor de loto florece con sus semillas. En la esfera del cogniscitivismo, esto sugiere otra percepción del sujeto y el objeto de conocimiento. Esto nos muestra la inseparabilidad del ser y su mundo. Sujeto y objeto son elementos simbióticos y retroalimentan a sí mismos, a pesar de que parecen ser autónomos y demuestran una contradicción intrínseca. Pero la convivencia esencial e íntima entre ambos, sin la cual no podría existir la unidad ni la individualización, lo hacen complementarios. Para la mente occidental, esta unidad formada por el sujeto y el objeto es muy difícil de concebir. El Budismo Tendai, con su énfasis en la armonía, la unión y su postura de expresar las doctrinas budistas en términos positivos en vez de negativos, nos adentran a un mundo científico que muchas veces parece relacionarse y asemeja a la teoría y el funcionamiento de la física cuántica. El Budismo Tendai expresa esas paradojas al hablar constantemente de lo naturalmente no-creado, o aquello que no tiene principio. Éste Uno crea al mismo tiempo el dos y la infinita variedad, pero no divergen cuando se ven como parte de su unidad original. Esta es la metáforma de la flor de loto. Para la filosofía budista, las acciones son como semillas que representan causas. Pero en el acto que origina la causa también existe, latente, en el efecto.

Chih-i estudió todo el canon budista, y organizó el mismo de acuerdo a su desenlace racional cronológico literario. En ese tiempo, las escrituras budistas estaban llegando de la India a China de manera desorganizada y sin clasificación. Los eruditos chinos tuvieron un tiempo difícil tratando de clasificar y organizar las escrituras budistas de acuerdo a su orden cronológico y de importancia. Así se desarrolló por primera vez la hermenéutica budista. Chih-i fue el primero en desarrollar un método de clasficicación de acuerdo al órden cronológico y de importancia, desarrollando lo que se conoció como los Cinco Periódos y las Ocho Enseñanzas que revolucionó y marcó para siempre la evolución del Budismo en todo el Este de Asia. Este método colocó al Sutra del Loto como la enseñanza máxima del Buda Shakyamuni, expuesto durante los últimos años de su vida.

El Ichinen Sanzen


Chih-i luego concentró sus esfuerzos en detallar las doctrinas y prácticas contenidas en el Sutra del Loto, que luego expuso en su gran obra "Gran Concentración y Calma" (Jp. Maka Shikan), que formuló en torno a la frase "el verdadero aspecto de todos los fenómenos" del Sutra del Loto, que figura en el segundo capítulo llamado "Medios Hábiles". Chih-i consideró este capítulo como el más importante porque en el Sakyamuni expone su enseñanza principal - que no existen diferencias entre una persona común y un Buda, y que en todos los seres poseen, en forma latente, la Iluminación. En otras palabras, todos, sin distinción, podemos alcanzar el estado del Buda. Esto significa que no puede existir Buda sin humanidad, ni ningún humano que no llegue a ser un Buda. Por esta razón, los deseos mundanos son vehículos que nos ayudan a alcanzar la Iluminación, tan necesarios como la madera lo es para un fuego. Los deseos, cuando no se dominan y se toman como el propósito para la existencia, nos llevan a los malos caminos y refuerzan la ignorancia innata de la vida. Por lo tanto, si no controlamos los deseos y los impulsos hacia el mal, los seres manifiestan diversas formas de destrucción y viven en un estado constante de infelicidad. Dado a que el entorno en el que vivimos está directamente influenciado por su presencia en el mundo,los efectos de los principios que guían su acción se hace visible. La ignorancia fundamental a las leyes que gobiernan la vida se manifiesta en un entorno social degradado. Pero dado a que las enseñanzas budistas muestran las raíces del mal (ignorancia, ira y envidia), los seres puede redirigir estas tendencias hacia mayores niveles de conocimiento y auto-conocimiento.

Los Diez Mundos


La doctrina del Ichinen Sanzen fué desarrollada por Chih-i para explicar la posibilidad de todos los seres de alcanzar la iluminació en esta vida y en este instante. Esta doctrina nos muestra que los tres mil mundos, o la totalidad del mundo de los fenómenos, existen en un solo instante de la vida. La realidad última como una total unidad indiferenciada; la indivisibilidad de todo lo que existe, el cuerpo y la mente, causa y efecto, sujeto y objeto, debido a las condiciones existenciales en relación con las Tres Existencias: el mundo interno de los cinco componentes - la forma, la percepción, la concepción, la voluntad y la conciencia -; el mundo de los seres vivientes y el medio ambiente. 

Para entender esta relación de interdependencia debemos recurrir a los Diez Mundos descritos por Chih-i en el Maka Shikan. Cada momento de la vida está dotado con Diez Mundos, y cada uno posee dentro de sí, a su vez, los otros Diez Mundos. Es decir, cada momento de la vida contiene [potencialmente] un centenar de estados. Los Diez Mundos son el Infierno, Hambruna (seres hambientos), Animalidad, Ira (Asuras), la Humanidad o la Tranquilidad, el Cielo o el Rapto, el Aprendizaje, la Realización, el Bodhissattva y el Buda. Todas las personas tienen como tendencia básica (mundo raíz) uno de estos mundos. Su apariencia, comportamiento y entorno revelan su estado,el cual esta compuesto por sus condiciones psicológicas y genéticas y el contexto social y cultural. Por lo tanto, una persona ve la vida, así como su mundo o contexto desde el punto de vista de su estado de vida. El individuo y su entorno están interrelacionados en una condición existencial representada por uno de los Diez Mundos. 

Cada uno de los Diez Mundos posee sus propias características que se dividen en tres grupos - los Cuatro Malos Caminos, los Seis Caminos y las Cuatro Formas Nobles. Ahora vamos a mirar a cada uno de estos estados de forma individual, para entender sus características especiales, para que después podamos entender cómo se interrelacionan.

El Infierno, la Hambruna y la Animalidad pertenecen a los Cuatro Malos Caminos y son estados en los que el individuo no tiene control sobre sus circunstancias externas, que estan completamente a merced de su entorno, de sus apegos y de las necesidades de defenderse o de satisfacer sus instintos básicos. En el estado de infierno, la persona está completamente abrumada por el sufrimiento, la privación de su libertad, ya sea en el sentido psicológico - como en la depresión - o en el sentido físico, como una enfermedad que hace que sea imposible vivir con normalidad. El estado de la Hambruna está dominada por los deseos insaciables como comer, el sexo, el juego, el comprar bienes materiales, el experimentar muchas experiencias emocionales o las adicciones en general; por el poder, el reconocimiento o la fama. Es un estado que es esencialmente compulsivo. El estado de Animalidad es descrito como un estado en el que uno se rige únicamente por el instinto, carente de la razón o la moralidad. Está bajo las leyes de la selva, defendiendo territorio o manipulando a las personas en la familia y en la sociedad. Las personas sólo son importantes en la medida en que puedan satisfacer sus deseos. 

En el estado de la Ira, que viene de los Asuras - semi-dioses en la mitología india que estaban constantemente en guerra con los dioses (devas) por supremaciía y control - el individuo tiene algún control sobre su ambiente. Él, sin embargo, puede usar sus reacciones instintivas de responder al medio ambiente, con la fuerza o la agresión. Es un estado de arrogancia en el que la persona se esfuerza por demostrar su superioridad sobre los demás. El estado de la Humanidad corresponde a la inclinación natural del hombre para encontrar la tranquilidad, el equilibrio y la racionalidad. En este estado, la persona trata de controlar su entorno a través de la racionalidad y de estar en armonía con el mismo y con otras personas. El estado del Cielo, devas, está relacionado con el placer que siente una persona cuando experimenta una situación agradable, por ejemplo cuando se supera un gran sufrimiento o se satisface un deseo. Tanto la Humanidad como el Cielo, sin embargo, son respuestas a los estímulos del medio ambiente y son fácilmente intercambiables por los estados más bajos.

Los estados más elevados, tradicionalmente llamados los dos vehículos - Shravaka y Pratyekabuddha, corresponden con la búsqueda del hombre en obtener respuestas a sus preguntas sobre el mundo, la vida y sus misterios, que se mueve desde una posición pasiva - controlada por el medio ambiente - a un estado activo de investigación y estudio sobre sí mismo, el mundo que lo rodea y la vida. El estado de Aprendizaje corresponde a la adquisición de conocimientos sobre cómo mejorar personalmente. El estado de Realización se refiere a la aceptación de la impermanencia y la mutabilidad de la vida y sus fenómenos. Las personas en este estado toman conciencia de la existencia de leyes que gobiernan el universo y se involucran con la creación artística o el descubrimiento científico.

Pero cuando una persona ve el mundo desde una posición que está más allá de la mera subjetividad o de la búsqueda de satisfacer sus deseos, con el fin de considerar a los demás, y el mundo natural y social que les rodea, pueden alcanzar el estado del Bodhisattva, que es uno de los estados más altos de vida. La palabra deriva de "Bodhi" y "Sattva" que significan, respectivamente, iluminación y seres, es decir aquellos que alcanzan la iluminación y también ayudan a otros a alcanzar este objetivo. Una persona en este estado desarrolla un sentimiento altruísta, sobrepasando los límites personales y subjetivos, llegando a ver su total conexión integral con los demás seres y el universo.

El estado más elevado de todos, sin embargo, es la del Buda, la Budeidad, porque es la fuente de la más alta sabiduría, más allá del bien o del mal. Alcanzar este estado, sin embargo, no significa ser alguien especial, sino que es alguin que tiene la capacidad de observar la mente como parte del cuerpo y su entorno con el fin de ver su verdadera naturaleza y su total conexión integral con los demás seres y el universo; alcanzar a percibir la unidad fundamental existente antes de la individualización - lo No-Creado y No-Nacido.

Cada estado, visto como un mundo, posee dentro de sí los otros mundos, generando un total de un centenar de posibilidades. Este sistema nos muestra la interdependencia total que existe entre el mundo interno de los seres, los demás seres y su ambiente, y nos provee un modelo sólido cognoscitivo para abordar al individuo y sus circunstancias. 

La mutabilidad de los estados de vida se debe a tres principios budistas - la impermanencia, la interdependencia y la vacuidad. Chih-i describe la vida en términos de su precariedad, sus estados mutables, cuando se aporta al sistema un centenar de estados latentes en el sujeto. En un abrir y cerrar de ojos, una persona puede ir del infierno al estado del Buda. Mediante la observación de la mutabilidad de la mente al pasar de un estado a otro, un individuo puede experimentar lo que afirma la tradición budista: la simbiosis del ser y del mundo puede tener lugar cuando los estados subjetivos adquiridos de forma conjunta a través de la percepción, los sentidos, la conciencia y la meditación, son reconocidos. En este sentido, la auto-conciencia surge a partir del trabajo de la conciencia en la experiencia del cuerpo, la mente y el medio ambiente de manera conjunta. Es decir, es posible por medio de esta observación consciente de uno mismo crear una vida mejor mediante la ampliación de las posibilidades de la mente. El conocimiento propio que une la cognición con la evaluación de la experiencia se produce cuando el individuo se observa a sí mismo. El ser es la manifestación de la totalidad de sus aspectos internos y externos. Chih-i añade al individuo en su descripción de las Tres Existencias, junto con los Diez Mundos y los Diez Factores de la Vida para formar su sistema.

Los Diez Factores de la Vida


De acuerdo la doctrina del Ichinen Sanzen expuesta por Chih-i, existen diez factores en todos los fenómenos, llamados los Diez Factores de la Vida. Estos son: 1. Apariencia, los atributos necesarios para discernir un objeto, su color, forma, aspecto y comportamiento. 2. Naturaleza, cualidades inherentes a los objetos o seres vivos que no se pueden observar desde el exterior. 3. Entidad, la esencia de la vida, que implica tanto la naturaleza como la apariencia. Estos tres factores describen la realidad de la vida, mientras que los otros seis factores describen su función. 4. Energía: la energía potencial de la vida. 5. Influencia: la acción y el movimiento que se producen cuando se activa el poder inherente. 6. Causa interna: causas latentes que producen un efecto de la misma calidad, bueno, malo o neutral. 7. La relación de causas indirectas con la causa interna: que dependen de diversas condiciones que cooperan con las causas internas que producen esos efectos. 8. Efectos latentes: que se producen en la vida cuando una causa interna se activa por su relación con diversas condiciones. 9. Efectos manifiestos: que causan un efecto tangible y perceptible, que emergen como una expresión del efecto latente y por lo que forman una causa interna en relación a las diversas situaciones. Y el factor de décimo, Consistencia desde el principio hasta el final: está relacionada con la persona y el fenómeno como un todo, la integración de los Diez Factores, como resultado de la individuación y la singularidad de la existencia, que el sistema siempre presupone.

El cognoscitivismo puede entenderse, desde este contexto, en cómo emerge de la interrelación entre el medio interno y el medio ambiente. El cognoscitivismo es una teoría del conocimiento que postula que la comprensión de las cosas se basa en la percepción de los objetos y de las relaciones e interacciones entre ellos,pretendiendo establecer que la apreciación de la realidad es adecuada cuando se pueden establecer relaciones entre las entidades.Es una teoría de aprendizaje. Describir un estado de hambre junto a uno de infierno significa estar completamente a merced de los deseos insatisfechos. El mundo es visto a través del lente del estado de vida y es controlado por el mismo. En comparación, en el estado del Bodhisattva, los demás son siempre considerados primero. En situaciones, por ejemplo, como en una guerra, vemos a héroes verdaderos que salvan la vida de los demás, incluso poniendo la suya en riesgo. Sin embargo, las disposiciones subjetivas influyen en el medio ambiente y en la manifestación personal de sus condiciones internas, dado a que las Tres Existencias están relacionadas de una manera independiente. El mundo interno y propio del sujeto y sus cinco componentes (forma, percepción, concepción, volición y conciencia) pertenecen a uno de los tres aspectos del entorno y están relacionados con la individualización de los seres vivos. 

Este modelo nos provee las herramientas para poder re-definir al individuo y su ambiente, así como poder abordar la psicología de una manera integral, en vez de inclinarnos por la tendencia prevalente de psicologizar o sociologizar un problema. Esto también nos provee una teoría y un método para trascender la subjetividad - o darnos cuenta de la imposibilidad de la objetividad - y el individuo, detenernos y analizar el estado interno, externo y las circunstancias del sujeto, romper patrones repetitivos y arrojar luz sobre la realidad de la existencia de un cambio palpable en el pensamiento, las palabras y las acciones, para mejorar nuestra calidad de vida y nuestras relaciones internas y externas.

La tarea de volver a conectar el sujeto y el objeto inspiran un modelo de auto-conocimiento que reconoce las limitaciones internas que impiden que una persona logre sus metas y pueda invertir en medios que le permitan comprender sus propios procesos cognitivos que abarcan el cuerpo, la mente y el medio ambiente de manera conjunta. Por esta razón, es necesario observar el cuerpo y la mente en una actividad concentrada y dirigida, como la práctica de la meditación budista.

La Meditación Shikan


En el método desarrollado por Chih-i, utilizando una herramienta budista milenaria para observar la mente, Shikan (Samatha y Vipassana), presupone una aproximación completa a la conciencia,  no necesariamente muy diferente a lo que posteriormente se desarrolló en Occidente. En la cosmovisión budista, todos los seres y todo el universo son individualizaciones de la energía universal primordial sin comienzo del tiempo, llamado el Dharmakaya Tathata - el Buda Mahavairocana. Si todo era uno en el momento primordial, sin diferenciación, la individuación es el impulso de entender, el potencial para la comprensión, como una condición latente de la vida. La vida, por lo tanto, es conocimiento en movimiento. Sólo el hombre, sin embargo, es capaz de manifestar esto y al mismo tiempo observar su propia mente. Así, podemos reconocer los aspectos personales que derivan de los venenos de la ira, la codicia y la ignoracia, que actúan como impedimentos para discernir y evaluar los fenómenos que observamos, incluyéndonos a nosotros mismos.

Las Nueve Conciencias


A primera vista, los Tres Venenos de la ira, la codicia y la ignorancia y lo que implican en términos de la evaluación de la experiencia pueden parecen ser fuentes de preceptos morales, pero no lo son. Estas nos hablan de la mente y sus ilusiones. La realidad de esta mente múltiple se compone, según el Budismo, de nueve conciencias, que en sánscrito significan discernimiento (vijnana). Estas son: 1-5) son las conciencias de los cinco sentidos; 6) mente (mano- vijnana), 7) manas (mana- vijnana); 8) Alaya (vijnana alaya), y 9) Amala (vijnana amala). Las primeras cinco corresponden a los cinco sentidos - vista, oído, olfato, gusto y tacto. La mente, la sexta conciencia, integra los cinco sentidos de una manera coherente para formar un juicio del mundo externo. Las primeras seis conciencias están relacionados con aspectos externos que se conectan con el mundo de los sentidos. El manas (la séptima) corresponde con el mundo espiritual que el Budismo atribuye a que la conciencia y el apego al "yo", al igual que los juicios morales del bien y del mal.  Es lo que hace sentir que las otras seis conciencias forman un ser individual, diferenciado del Todo unificado original. Es importante hacer hincapié en que nuestra visión del mundo, y el valor que le atribuimos, depende hasta qué punto de nuestro sentimiento de individualidad -del "yo", que es el centro de la ilusión.

La octava conciencia corresponde a lo que los psicólogos llaman el inconsciente. En ella se almacenan como "semillas" las buenas y las malas acciones que, según el Budismo, forman el karma potencial de una persona y germinarán algún día. Para que lo hagan, sólo es necesario encontrar las condiciones adecuadas para convertirlas en realidad. Si se dan todas las condiciones adecuadas en forma embrionaria, sólo hacen falta las condiciones externas adecuadas para que se manifiesten. La conciencia final, Amala, existe libre de todas las impurezas kármicas como la base de todas las funciones de la vida; esto es el Sunyata o la vacuidad. Para acceder a ella, hay que entrar en contacto con la realidad final de la vida, que está contenida en los tres principios de la impermanencia, la interdenpendencia de todos los fenómenos y la vacuidad, donde la sabiduría brilla como un diamante en el cuerpo y la mente de los todos los seres.

Un Método Cognoscitivo Práctico Enraizado en el Budismo


La multiplicidad de la realidad mental, compuesta por los cinco sentidos y la mente muestran la naturaleza sensible del conocimiento. La mente junto, con los otros sentidos, abraza y aborda al mundo de forma integrada al considerar los elementos importantes para realizar una evaluación de la experiencia. Los sentimientos de apego y los juicios parecen estar vinculados al área primitiva-reptil del cerebro, que también almacena las acciones buenas y malas como vestigios en la conciencia, que permanecen como modelos o paradigmas capaces de indicar posteriormente formas no intencionales o inconscientes de acción. Esta última forma de conciencia es intencional por lo que es posible, dada una disposición positiva por parte de la persona, de observar con ciertos grados de objetividad los procesos cognitivos propios. El ejercicio constante de la meditación contribuye a la comprensión y evaluación de los fenómenos de la existencia con discernimiento, y a elegir mejor una de las muchas posibilidades que se presentan al individuo. Los principios budistas subrayan la importancia de la evaluación, ya que se refieren a las posibilidades y opciones que guían las acciones. Por eso es que es importante practicar ambas formas de meditación - Samatha y Vipassana - a diferencia de la meditación Zen exclusivamente, la cual se enfoca exclusivamente en calmar la mente, sin llegar a evaluar los procesos mentales.

Esto nos muestra una total integración de la perspectiva monista subrayada por la doctrina de la Iluminación Original, Hongaku Shiso, y el sujeto individualizado. En este sistema, el sujeto juega un papel central. Sin individualización, no es posible hablar de la vida. En la delimitación de las condiciones de la existencia, existe algo que le da consistencia a todo, sin permitir que algo se disuelva o se pierda sin dejar rastro en el universo. Todos los objetos y los seres residen en el sujeto en forma latente. Hay que recordar que todos estos factores que yacen en un sujeto limitan las opciones, pero sin embargo, no hacen al individuo un prisionero; son factores influenciantes, no determinantes.

El Ichinen Sanzen, trata de responder a preguntas sobre la naturaleza filosófica de la interrelación del ser con el mundo. Esto nos permite poder identificar patrones negativos de comportamientos mentales y poder responder a ellos antes de que se materilicen como palabras o acciones, pemitiéndonos identificar nuestros estados de vida y de éstos, los obstáculos y errores que dificultan la comprensión y causan sufrimiento, logrando cambiar nuestras vidas. En la cosmovisión budista, la mente es el espejo de la vida. Si queremos comprender el cosmos, debemos de estudiarnos y comprendernos a nosotros mismos.